lunes, 28 de diciembre de 2009

Ya tenemos un poco de agua dulce

Creíamos que no iba a llover, que el maldito cambio climático nos la iba a jugar. Pero no, ha empezado a caer agua esta semana pasada, con ganas, con intención. En este pueblo nuestro nos ha vuelto a pillar con el paso cambiado; no hay forma de que estén limpias las alcantarillas para recoger el agua de las calles. Y no será porque no lo sabemos de un año para otro. Creo que con solo proceder a la limpieza de imbornales, rejillas y demás elementos de evacuación de aguas pluviales, se ganaba un montón, y hasta puede que alguna señora no se cayera al intentar cruzar de acera en la calle Colón, o la del Calvario, por no decir la Huerta de los Cristales o las Peñuelas, entre otras, debido al río que se forma.

Mis amigos arquitectos saben lo que es realizar un sistema de canalizaciones para aguas pluviales, y ahora que se han estado arreglando algunas calles, entre las que ha estado la nombrada Colón, bien se podrían haber instalado algunas rejillas de acera a acera, que recogieran los torrentes que se producen; así se repartía la superficie de recogida y se disminuirían esos caudales torrenciales.

Os subo un par de fotos de la laguna del puerto, quiero decir ... éstoooo, de la calle donde se encuentran las casetas de los pescadores.

Eso, que ... it´s raining again.

http://www.youtube.com/watch?v=5MltrnVOG2s

sábado, 26 de diciembre de 2009

Confirmación de una nueva karateka

Este próximo enero tendré que celebrar mis bodas de plata con el karate, y en concreto con el gimnasio Zen, mi club de toda la vida. Hubo temporadas en las que no pude entrenar allí, como el año de servicio militar, o cuando nacieron mis hijos, pero nunca dejé de practicar allí donde estuviera. Intenté meterle el gusanillo de este arte marcial a mi hija, pero como primero probó con el judo y le encantó eso de luchar, cuando empezó en karate echaba en falta eso de combatir, que además se le daba genial, pero claro, al ser aún una niña, en karate solo entrenaba técnica fundamental, y se aburrió. Después llegó el niño, y ya es cinturón naranja-verde, y le encanta la técnica, aunque todavía tiene que ir cogiendo posición fundamental.

Después de que siempre animé a mi mujer para que empezara con el karate, este año se decidió. Creo que fue de tanto llevar a Javi y quedarse viendo cómo entrenaba, que a primeros de año se apuntó a clase, con tan mala fortuna que en el primer calentamiento tuvo una rotura fibrilar que la dejó fuera de combate. En septiembre, después de una lenta recuperación, decidió entrar de nuevo, pero en esta ocasión le aconsejé que fuera a otra clase, más acorde con su disponibilidad de escaso tiempo libre; y así es cómo empezó con Joaquín Pavón, profesor de Javi, estando muy ilusionada con sus progresos. Por fin se ha dado cuenta de lo difícil que es el karate, y del sacrificio que conlleva coger cierto nivel.

La semana pasada realizó su examen para el grado de cinturón amarillo. Yo fui a verla, sentado en un sitio donde no pudiera cruzar su mirada con la mía para no descentrarla. Salió nerviosa pero con fuerza, e hizo un examen bastante bueno, con su kata bien realizado, sin olvidar ningún movimiento, pararse o correr más de la cuenta. Se creció, supongo que eso debe ser de familia, porque al hijo y a mi nos pasa igual cuando llega la hora de la verdad, aunque a veces fallemos en los ensayos. Este martes fui a la entrega de cinturones. Ahora lleva el cinturón amarillo que yo llevé puesto en 1985, hace ya algún tiempo. Espero que tenga que cederle todos los cinturones de colores que conservo, incluido el marrón.

Enhorabuena, campeona. My endless love.

domingo, 20 de diciembre de 2009

LLEGÓ EL FRÍO

Este año creía que no llegaría nunca el frío, ya hasta tenía ganas de ponerme mi chaqueta impermeable para pasear al amanecer por la playa. Estoy en la oficina y miro con ansiedad hacia el rincón donde alojo mis esquís y mis botas, aunque ya queda menos para usarlos; un metro de nieve en Sierra Nevada y 17 Km esquiables a fecha de hoy. Mi hijo está decidido a mejorar su muy elemental nivel de esquí, ahora está muy valiente, como ya está hecho un experto con la bicicleta … No para de decirme que tenemos que subir ya a la sierra.

El paseo de esta mañana ha sido ligero, a la altura del Skol cambió el viento, venía frío y húmedo, lo peor. Mi mujer se negaba a continuar y hasta los perros no protestaron cuando dimos la vuelta. Hoy se merecía un paseo mi cámara compacta, la que ya solo uso para las fotos acuáticas; no me iba a bañar, pero como últimamente ha llovido, pues me he dicho que igual me servía. Con ella he podido hacer la foto del paseo marítimo y de unos nubarrones que amenazaban a un mar revuelto.

Felices fiestas a todos, y si no tenéis cerca a la persona amada … LOVE THE ONE YOU´RE WITH

jueves, 17 de diciembre de 2009

Un amigo

Qué suerte, eso de tener amigos. Coger el teléfono, marcar, pedir un deseo y que te lo den. Sí que es una buena cosa eso de contar con gente con la que echar un buen rato, o un buen llanto, que a veces también hace falta, aunque con menos frecuencia que lo de reír, afortunadamente.

El señor de la foto, antes de que le hablaran de usted, por respeto hacia su profesión, era mi pareja de fútbol en el famoso equipo del patio de su casa, al que pusimos Atlético Malagueño, por nuestras preferencias futbolísticas por aquellos tiempos. Los rivales, siempre los mismos, se hacían llamar Bilsevi, por los mismos motivos que los nuestros. En una era moderna donde nuestros hijos no saben pasar un día completo sin sus videoconsolas, nosotros nos dábamos de patadas en un patio de unos veinte metros cuadrados, sudando como pollos; y oye, éramos la mar de felices. Pasaron algunos años y convertimos el patio de fútbol en un polideportivo, donde igual se jugaba al baloncesto, al fútbol, al ping pong o a cualquier otro deporte. Su santa madre tiene más que ganado el cielo, y mi más cariñosa admiración, ya que a sus cinco hijos varones me sumaba yo como otro más de casa, por si no tuviera ya bastante. En su casa había sitio siempre para todos, con derecho a un vaso de leche con Nesquik a la hora de la merienda. Paqui, no he dejado de quererte en todos estos años.

Fueron pasando algunos añitos, vinieron las novias, la movida madrileña y todo lo que ello conllevaba. Fue con él con quién escuché por primera vez a muchos de los grupos que empezaban por aquel entonces. Entre ellos Nacha Pop, con un jovencísimo Antonio Vega que se convertiría con el tiempo en uno de mis cantantes favoritos, teniendo la suerte de verle en dos ocasiones, antes de su muerte. Y, curiosamente, la última actuación en la que le vi, estuve con este amigo y su hermano, mi también gran amigo de la infancia, Jesús, del que ahora ando algo alejado, pero con el que estoy seguro que volveré a compartir buenos momentos. Todo llegará.

Bueno, Joselillo, aquí subo la foto que te hice en la playa, hace dos o tres domingos, en una noche fresquita, sin estrellas. Espero poder seguir contando con tu amistad hasta el fin de los tiempos.

Y hablando de Antonio Vega ...

domingo, 6 de diciembre de 2009

Pedro el pescador

Cada noche, Pedro salía en su barca a pescar. No había apenas luz, solo la de sus dos focos y la luna, que a veces mostraba al completo su cara blanca salpicada de rocas grises.

El hombre acercaba su barca a la orilla, con la esperanza de poder atrapar aquellos peces que se acercaban al rompiente de las olas durante esas horas que anteceden al amanecer. Echaba sus aparejos de pesca, esperaba pacientemente, entretenido entre sus pensamientos y las puntadas gruesas con las que reparaba la red de uno de sus útiles de pesca. El tiempo no hace falta adelantarlo, el momento es mágico, solo roto por los esporádicos mensajes vía radio que se envían unos pescadores a otros.

Ya empiezan las primeras luces, el sol va desperezándose, al fondo, donde termina el mar y empieza el cielo, que inicia su transformación al naranja más claro, el que anuncia el amanecer. Pedro ya se ha puesto de pie en su barca, deseando dar los buenos días a su amigo el sol, que le dará calor y le indicará que la jornada ha terminado, que hay que volver a puerto.
Manuel, el corredor que cada mañana pasa con su pequeña perrita esquivando las olas de la orilla, baja el ritmo para ver que viene el día, que asoma un sol aun soñoliento, perezoso, entre las aguas grises con tintes azules del mar. El día ya comienza, Pedro terminó su jornada e iza el ancla, volviendo a puerto, para amarrar la barca y vender los frutos que el mar ha querido brindarle en esta noche de trabajo. Esta noche volverá a salir de nuevo.
(Cuento escrito por OMAL el 6 de diciembre de 2009).


The water is wide http://www.youtube.com/watch?v=opfEk_Yoksk

viernes, 4 de diciembre de 2009

A veces no es tan malo estar en silencio

Oír el mar, observar sus idas y venidas, de la noche al día, del frío al calor.
Tener tu imagen grabada en el sol, tu amor paseando en barca.
Mis ideas volando con las gaviotas, sin el menor dolor.

Un edificio solitario frente a un desierto de arena y paz.
Dos estrellas escapan antes de que llegue la otra luz.
Se nota una música de solo dos notas, ¿la escuchas? Es mi corazón.

El agua besa una y otra vez cada roca del espigón.
Las rodea, las abraza, para luego irse de nuevo.
No hay ningún momento igual al anterior.

Sí, a veces no es tan malo estar a solas con el mar.

martes, 1 de diciembre de 2009

Una tarde apocalíptica

¿Qué puede hacer uno un sábado por la tarde esperando la llegada del invierno? Convencer a un hijo para dar un paseo en bicicleta, con una cámara de fotos como testigo de un cielo especialmente colorido, con nubes grises, amarillas y rojas amenazando lo que podría ser el Apocalipsis.

No es que estuviera especialmente nervioso, a pesar de esta crisis a la que se empeñan en darle los gobernantes cualquier nombre con tal de buscarle un disfraz; pero me quedé en un estado de embriaguez por tanto color, por ese aire fresco en la cara mientras daba pedales lentamente, como contándolos uno a uno, vigilando de lejos al campeón de casa en su entretenido pasatiempo de saltar por encima de cada tapa de arqueta que se le ponía por delante. Llegamos al embarcadero de madera cercano al Marbella Club, y desde allí, en silencio, estuvimos observando la más bonita de las puestas de sol que este otoño nos haya ofrecido. Quisimos guardar un recuerdo de este paseo, por ello estas fotos.

Y cómo pasa el tiempo, que de pronto son años …