viernes, 27 de junio de 2014

Reunión de amigos de Marbella Activa

El viernes pasado hubo una reunión de amigos de Marbella Activa en la playa de El Cable. Como merecido descanso de una intensa semana laboral y, con muchas ganas de ver amigos y pasar un buen rato, me puse ropa de playa, cogí mi mejor cámara de fotos y me fui solo. La idea era hacer una salida en canoa por los alrededores.


El compañero JuanCris entraba en el agua decidido a dar unas paladas en un mar algo travieso.


El amigo Félix entraba con su mujer, no sin ciertas dificultades.


Pese a esas rebeldes olas, consiguieron sobrepasarlas con dignidad y hasta con estilo.


Paco Moreno tampoco se quedó con las ganas de entrar y dar paladas.


Llegó la hora de encender el fuego, algo que siempre anima y da vida, además de calentarnos, porque la tarde estaba algo fresca.


Como protagonista del día: la canoa.


La representación de Marbella Bycivic, incluyendo al que hizo la foto en este caso, JuanCris.


La foto de grupo, esta vez de forma indirecta.


La reunión resultó de lo más amena, todos conversando, comiendo y bebiendo, lo que se resume en pasar un buen rato.


Entró por completo la noche y, con ella, algo que no había vivido en directo, eso de elevar pequeños globos con el calor de una llama.


Y así, al calor del fuego, con el mar a la vista, disfruté hasta las doce y media de la noche, hora de regresar a casa, después de haberlo pasado muy bien y haberme reído un montón con los amigos.


Hello cowgirl in the sand ...


lunes, 16 de junio de 2014

Asomado a la vida


Cada año, cada paso hacia arriba, abre un horizonte mayor, que va haciendo comprender lo efímero que es este rato llamado vida.

Cada instante derramado es irrecuperable, si se recoge no mantendrá la forma original, será inservible.

Cada mirada tendrá un significado fácil de leer por unos veteranos ojos, ávidos de ese momento esperado.

Cada sueño es la realidad esperada, atraparlo o no, dependerá únicamente de una habilidad entrenada en mil batallas perdidas.

Desde arriba, todo lo verás claro, asomado a la vida.


viernes, 13 de junio de 2014

LOS RETOS, A PARTIR DE LOS CINCUENTA

En enero de 2013, con los 50 años ya cumplidos, fui por primera vez a una carrera de larga distancia, así de buenas a primeras, habiendo sido siempre un auténtico fugitivo de todo lo que fuese correr más de 8 Km a pie. En esa ocasión hice la prueba andando, ya que era un trail de 20 km, de los duros. Conseguí plaza ese mismo año para los 101 km de La Legión, en duathlón, así que me puse a entrenar y conseguí terminarla dignamente. Poco después llegaría una desafortunada lesión haciendo una prueba tan bonita como es la Nocturna de Montejaque, ahí tuve la mala fortuna de romperme el vasto interno y tener que estar como un mes sin poder hacer nada que no fuese andar con mucho cuidado.

En septiembre decidí ponerme en manos de una médico nutricionista, Rosa Sánchez, para que me ayudase a perder peso y poder ir a las competiciones con más posibilidades de satisfacción personal. Todo éso después de haber planeado hacer este año una media maratón. Con ella he logrado ya perder más de 14 kg; con éso y con la ayuda de mi amigo karateka, el doctor Adolfo Reque, que lleva años tratándome la hernia discal, tengo muchas posibilidades de terminar mis locuras.

Y empecé el 2014 con la misma carrera que lo hice el año anterior, pero con una forma física infinitamente superior. Y a día de hoy ya conseguí correr la media maratón de Málaga sin dar ni un solo paso andando, también mis segundos 101 Km de la Legión, y hasta mi segunda cicloturista La Sufrida. Aún queda medio año por delante para seguir con grandes retos deportivos.

Este sábado pasado corrí en Marbella, mi primera legua. En el entrenamiento previo había notado que las piernas todavía se quejan de todos los km que llevan ya acumulados esta temporada, así que no las tenía todas conmigo para hacer un buen tiempo. Tenía que recoger el dorsal antes de las ocho de la tarde, porque teóricamente la carrera era a las nueve de la noche; lo que no me habían dicho es que esa hora de inicio era para los niños, los demás empezaríamos a las diez de la noche. Me fui desde casa corriendo de forma moderada para ir calentando piernas. Tuve tiempo de recoger el dorsal, la camiseta y hasta de hacer vida social. En esta foto estoy con mi amigo Arturo Reque y su hijo pequeño, que también correría, al igual que su hermanito Samuel, mayor que él.


En éstas me encontré con la familia Portero Cuéllar casi al completo, y con ellos pasaría la mayor parte del tiempo, aparte de hacer la mitad de la carrera juntos, siguiendo los continuos consejos de Paco en cuanto a técnica.


Apreté el paso a la vuelta, ya estando las piernas con la temperatura adecuada, como si se tratase de los neumáticos de un Fórmula 1, que alcanzan el rendimiento óptimo después de las primeras vueltas. Y empecé a adelantar a todo el que se ponía a mi alcance, llegando a meta con un buen sprint, que supo captar el fotógrafo David Gil, amigo del Forum Fotográfico de Marbella.


Terminé muy satisfecho, aunque siempre con la espinita de que podría haberlo hecho más rápido; aunque a toro pasado, siempre es más fácil pensar éso. El ritmo final, para los 5,58 Km que me salieron, fue de 5´56", alto respecto a lo que yo hubiera querido hacer. En la clasificación general aparezco como el 280 de 399. Va la cosa progresando adecuadamente.


Nada mejor que los ánimos de los amigos y conocidos por el camino. Después nos fuimos unos compañeros del Luna Llena, junto con Maite y Javi, a tomar unas cervezas y unas tapas para completar la jornada.


domingo, 8 de junio de 2014

LA SUFRIDA 2014

El nombre ya lo dice todo, aquí no hay engaño. Una prueba cicloturista para gente fuerte de cuerpo y mente, capaz de subir puertos muy duros en condiciones adversas. Volví a hacer el recorrido "corto", el de 124 Km, aunque al bajarme de la bici, entre acercarte a la salida, unas cosas y otras, me salieran 127 Km. Mejor que escribir los datos, os pongo una imagen que ya lo dice todo.


La primera vez que participé fue en el año 2011, entonces tuve que retirarme por hipotermia en la segunda mitad de la subida al puerto de Las Palomas, bajo un tremendo temporal de viento y granizo. La espinita me la sacaría al año siguiente, terminando la prueba.

Este año 2014 es en el que llevo más pruebas deportivas disputadas, todas ellas a pie, salvo el duathlón de los 101 Km de La Legión de Ronda, así que subía bien entrenado en cuanto a fondo y resistencia, pero sin saber cómo responderían mis doloridas piernas ante la imagen de los puertos de Las Palomas y El Boyar, sin saber todavía la sorpresa que nos llevaríamos todos con el muro de Montecorto. Había quedado con mi colega Miguelange en vernos en El Gastor, desde donde saldría la carrera y donde teníamos que recoger el dorsal y la documentación de la prueba. Allí me encontré con mi amiga Juana, del club Los Últimos Susmurais, que estaría de voluntaria en la prueba.


Poco después llegaría Miguelange y nos iríamos a Arriate, donde nos quedaríamos a pasar la noche, en casa de su primo Rafa. Me encantan los pueblos de la serranía.


Estuvimos hidratándonos a nuestra modo, de bar en bar, disfrutando de las buenas tapas y precios que hay en este pueblo. Así nos dio la noche.


Después de encargarnos una pizza y unos espaguetis en un establecimiento cercano, nos fuimos a cenar a la casa, y a preparar toda la ropa, comida y complementos para salir bien temprano a la mañana siguiente. Entre unas cosas y otras, nos dio la una de la mañana. Yo a las cinco y media ya estaba en pie, no podía dormir más. Teníamos que estar a las siete y media de la mañana en el cajón de salida. Ni teníamos nada para desayunar, ni estaba nada abierto a esas horas, así que cogimos y nos fuimos directamente para El Gastor. Aparcamos en el sitio que nos dijeron, a las afueras del pueblo.


Allí estábamos todos algo nerviosos, se notaba en los paseos al olivar cercano, paquete de pañuelos desechables en mano. Muy buenas bicicletas y gente con planta de ciclista de los buenos. Nosotros dos somos aficionados que no disponemos de mucho tiempo libre para entrenar, pero tenemos las ganas y la ilusión intactas. Después de asegurarnos que llevábamos los bidones llenos y todo lo necesario en cuanto a herramientas, repuestos y geles encima, nos montamos en la bici y nos fuimos para la salida en el centro del pueblo. Allí dijo Miguelange de tomarnos aunque fuera una tostada, y así lo hicimos.

Yo estaba en la salida ya con el corazón a mil, deseando empezar a dar pedales.


Esta es la vista que tenía por delante: cientos de ciclistas y, al fondo, una calle muy estrecha por donde tendríamos que pasar todos muy pegados. Ya estoy acostumbrado a rodar en medio de pelotones multitudinarios, pero siempre da respeto el inicio.


Saliendo ya del pueblo se iba despejando el panorama, aligerándose el ritmo, pero siempre tomando las debidas precauciones.


Pasaríamos por Algodonales para emprender desde el mismísimo pantano la subida al puerto de Las Palomas, dejando a la derecha el pueblo de Zahara de la Sierra. Mi ritmo fue constante de inicio a fin, consciente de que quedaba mucha prueba por delante. La bajada a Grazalema la hice muy rápida. Allí estaba de voluntario Bibi, amigo y compañero del Luna Llena de Marbella. Esa boca tan rara que pongo, no se debe a otra cosa, más que a la de estar comiendo un plátano y me pillaron con la boca llena.


Subir el puerto de Los Alamillos y terreno muy favorable hasta Ubrique, desde donde había que ir a El Bosque, donde estaba el arco de control de tiempo de subida al otro puerto fuerte del día: El Boyar. No sin antes darnos un buen avituallamiento, a cargo de mis ya amigos Hacha Vikinga y su mujer Valkiria Azul, nombres con los que son conocidos en Facebook, grandes personas.


La subida más temida del día, sin saber aún la última que me quedaba. El puerto del Boyar se hace muy pesado, no es tan atractivo en cuanto a vistas, como el de Las Palomas, pero se fue subiendo poco a poco, haciendo un par de paradas técnicas muy cortas, las justas para tomar una barrita energética después de llevar una hora de pedaleo y hacer un pis. En cada poste kilométrico, habían puesto un cartel donde indicaban en qué situación te encontrabas, cuánto te quedaba y el porcentaje medio del tramo.


Llevaba una insolación encima, de campeonato. Me tenía que haber puesto un pañuelo o una gorra debajo del casco, para protegerme del sol. Me llevó casi dos horas, a ritmo muy machacón, llegar de nuevo a Grazalema. Allí me avituallé lo mejor que pude. Aquí con Javi, el hijo de Bibi, otro voluntario más ayudando en la carrera; sin ellos no podríamos terminar los ciclistas.


Bajé Las Palomillas, una carretera muy estrecha, demasiado rápido teniendo en cuenta que estaba todo el recorrido abierto al tráfico. Otros casi 3 km de subida más antes de llegar a Montecorto y, allí nos esperaba la sorpresa de la jornada: un muro con tramos de hasta el 16 por ciento. Al tercer tramo, se me quedó rígida la pierna izquierda del calambrazo que me pegó a nivel de cuádriceps e isquiotibiales, que casi me voy al suelo. Me bajé y anduve un poco hasta que pude montarme de nuevo sobre la bicicleta. Ya solo quedaban poco más de 20 Km para llegar a la meta. Los toboganes desde el cruce de los Villalones a El Gastor, terminaron por reventar las piernas, pero ... se llegó a meta con mucha dignidad y la cabeza bien alta, ocho horas y media después de haber salido de allí, que se dice pronto.

Miguelange había llegado como unos 40 minutos antes que yo, y por allí andaba esperándome. Yo lo primero que hice fue irme en busca de los regalos para los que terminamos, que fuimos como cien personas menos que los que salimos por la mañana, lo que dice de la dureza de la prueba.

Aquí con mi inseparable compañero de bici, y mi amigo incondicional, que siempre ha estado ahí, en mis mejores momentos y en los tramos de mi vida donde sabía que tenía que arrimarme su hombro sin hacerse notar; ya son 27 años desde que fuimos compañeros en la mili.


Y ¿cómo no iban a estar por allí Juan y María de Turismo Montejaque? Me dieron un plato de paella, pan y una cerveza que me supieron a gloria.


Esperando seguir con esta buena salud para repetirla y mejorar el tiempo el año que viene. Y aprovecho para agradecer la gran labor que hacen los voluntarios en esta prueba, donde no me faltó de nada en ningún momento, y donde sobraba buena disposición, simpatía y cariño por todos los rincones por los que pasé.