domingo, 22 de febrero de 2015

Forrest y su bici


Como si de Forrest Gump se tratara, pero en versión ciclista, ayer salí a entrenar subiendo a Ojén.


Continué hasta el puerto. Éste es el último repecho.


Continué a buen ritmo.


Pasando Monda y llegando a Coín.


Y ya que estaba allí, pues seguí para Cártama. Este tramo es bastante peligroso por la estrechez de la carretera y el denso tráfico. El puente metálico sobre el río Fahala hizo que me bajara y sacara la cámara de fotos.


Pasé Cártama y llegué a su estación, cruzando por primera vez el Guadalhorce.


Girando a la izquierda se coge la carretera a Pizarra, pasando por la estación de Aljaima, ya que la vía del tren transcurre paralela a la carretera.


El viento empieza a molestar, pero los paisajes hacen el esfuerzo más llevadero.


Todo este tramo está lleno de fincas de naranjas y limones. En Pizarra llega la parada técnica para reponer fuerzas. Bocata de lomo adobado con tomate natural, tapa de paella y cerveza, que me dieron la vida. A la salida del pueblo se vuelve a cruzar el Guadalhorce, esta vez sobre un increíble antiguo puente, más alto que el de la vía del tren.


Poco después hay un cruce donde giré a la izquierda, buscando el definitivo que me llevaría a Casarabonela por una tranquila carretera en subida, donde el viento me dio una auténtica paliza.


Ya que había cogido altura, el tramo hasta Alozaina sería con tendencia a bajar, con algún que otro repecho para no enfriar las piernas. Aquí no se quita ya el plato grande.


Ya se divisa Alozaina, donde con unas golosinas de chocolate y un refresco de cola, seguiría el camino.


Los últimos 40 Km los conozco muy bien, sabía que en unas dos horas como máximo llegaría a casa. El paso por Guaro fue rápido y en Monda pararía para coger esta vista.


Ya solo quedaba un tramo de subida al puerto de Ojén y dejarme caer hasta Marbella.

El perfil de la etapa se corresponde con el de una larga atracción de montaña rusa, con constantes bajadas y subidas, de ésas que no dejan a las piernas indiferentes.


Salieron 116 Km de diversión y entrenamiento,

Wear my hat ...

martes, 17 de febrero de 2015

Un atardecer de perros

El sol comienza su descenso.


Un corredor aprovecha los últimos minutos de calor.


Siempre hay una gaviota dispuesta para la despedida.


A Levante, el joven centra la atención de las mascotas.


Zuko siempre está atento al juego.


¿Quién dijo que un bulldog francés no salta?


La playa se aprovecha todos los días del año, en invierno tiene mucho encanto para los que gustamos de espacios vacíos.


Y nos dijeron adiós los mástiles, entre tonos apagados.


Notas de una guitarra ...



jueves, 12 de febrero de 2015

Serranía

Hay un amor compartido por el mar y la sierra. En este tiempo frío, de nieblas y nieve, apetece subir a la montaña, respirar aire frío y seco, visitar los pueblos del interior. Un ligero tour por la cercana Serranía de Ronda fue lo que hicimos este pasado fin de semana, armados con cámaras de fotos.

Un rincón de Yunquera, balcón natural al campo y la montaña.


Arriba los grises de las nubes, abajo el contraste del verde vida.


Para el frío, el fuego de una cuidada chimenea.


Montañas no tan lejanas con testigos de nieve.


Un padre fotógrafo llega a agotar.


Algunas imágenes transmiten el frío del ambiente.


Juego en el vacío.


Detrás un balcón de vistas lejanas.


El Burgo bajo la inmensidad de las nubes.


Miro lo que tú miras.


Elegancia.


Mira al frente y cuida lo que ves.


No matemos lo que nos da el necesario oxígeno para vivir.


Ronda entre capas de luces y sombras, desde el puerto de El Viento.


Y de regreso a la costa, enmarqué el atardecer.


Mountains ...

lunes, 9 de febrero de 2015

A la nieve, en bici

Este sábado se divisaba nieve por nuestra cercana sierra. Aquí en Marbella llovía por la mañana, pero lo del agua nunca fue un impedimento para salir con la bicicleta, así que decidí subir a Juanar en busca de la nieve.

Al paso por Ojén se veía más claro el cielo sobre el mar, ya me había caído suficiente agua encima como para llevar los pies calados. Me encantan estos geranios en unos maceteros que hay a pie de carretera.


Los Caracolillos son una serie de curvas en herradura, en un tramo de unos 3 km, que une Ojén con el puerto que lleva el mismo nombre que la localidad. Es una gozada subirlos en bicicleta.


Pasando una de las rampas del mencionado tramo.


Una vez pasado el puerto, ya en la carretera que lleva a Coín, a la izquierda está el desvío que lleva al Refugio de Juanar, en una preciosa carretera de montaña de poco más de 5 Km. Ya se iba viendo la sierra nevada.


Es una gozada ir dando pedales entre pinos.


Al llegar arriba, la fuente del refugio tenía la superficie helada.


Seguí camino del Mirador, ya sí aparecían tramos de nieve a los lados del carril embarrado, que iba desapareciendo por el agua que caía.


Conseguí llegar al Mirador del Macho Montés, con mi infalible Kona.


Y cómo iba a resistirme al selfie con el móvil.


La vuelta tuvo sorpresa. Se me cruzó este precioso zorro, que detuvo su carrera para observar a ese bicho raro que iba sobre algo con dos ruedas. Paré y le hice esta foto, mientras me caía el agua helada encima.


La bajada a Marbella fue un suplicio, completamente mojado, con los pies y las manos helados. Media hora en la bañera con el agua muy caliente, fue lo que me devolvió el color natural y una temperatura corporal normal. Valió la pena el paseo.

Y para los que no conozcan la zona, se la recomiendo como una bonita subida desde Marbella con este curioso perfil.


Lo del domingo también estuvo bien, con fotos muy interesantes; pero eso será ya en otra entrada.


lunes, 2 de febrero de 2015

Del mar a la sierra en bici


La hora prevista de salida era a las diez de la mañana, no pasadas las once y media, así que no las tenía todas conmigo de poder realizar completo el entrenamiento que me había propuesto. En la costa hacía algo de viento, quedaba la duda de cómo estaría por la carretera que sube a Ronda.

Nada más empezar a subir supe que no sería fácil ir ganando metros de altitud, ya que el viento venía del NO, fresco, con algo más de fuerza de lo que desea uno cuando va enfrentando cuesta a cuesta, curva a curva.

Después de 13 Km de ir subiendo, llegué con mucha ilusión a la primera parada obligatoria en la fuente de la casa de los peones camineros. No llegué a reponer el bidón, aún llevaba bastante agua con limón y azúcar; pero sí que bebí unos sorbos de su agua fresca.


Otros 6 km más de subida y se llega al conocido chorrillo. Ahí sí que tomé una barrita energética y llené el bidón, echándole una pastilla de sales para evitar los tan temidos calambres.


Ya solo quedaban 4 km para llegar al puerto de El Madroño. Tocaba sufrir un viento muy desagradable que hacía realizar un esfuerzo aún mayor; no obstante la cercanía del puerto me dio alas y pronto me encontraría haciendo la foto al cartel indicador.


A la izquierda está el cruce que lleva, después de 14 Km, a Pujerra, por una carretera muy estrecha, tanto que en una ocasión apenas cupimos un coche y mi bicicleta de frente. Ese tramo se me hizo especialmente largo, ya que empieza con un par de km de bajada, para continuar con un auténtico rompe piernas y terminar con una bajada muy pronunciada, con un firme amenazando con pinchar o reventar una rueda. Afortunadamente llegué al frío pueblo sin ninguna novedad, solo un vacío tremendo en el estómago.


Una señora me indicó la ubicación del bar donde podría comer algo. Y tras un par de montaditos de lomo y algo de ensaladilla rusa, acompañados por una buena cerveza, retomé el camino de 5 km que lleva a Igualeja. Había bajado ya más de 300 metros de altitud desde el puerto, lo que quería decir que tocaba recuperarlos otra vez.


La misma muchacha que me hizo la foto anterior, me explicó que era mucho más corto y mejor subir por la cantera, que continuar por la carretera que lleva al cruce cercano a una gasolinera próxima ya a Ronda. Me contó que tenía muchos menos km, que solo eran fuertes la primera y la última cuesta, que el resto era llano. Estaba claro que nunca lo había hecho en bici, sino en coche, porque la primera cuesta es al 15 por ciento de pendiente, que me puso el corazón en la boca y aproveché tal circunstancia para hacer esta foto, donde se ve la carretera que viene desde Pujerra.


El llano al que se refería la paisana estaba comprendido entre el 7 y el 11 por ciento, tramo de un puerto de primera, vamos. Eso sí, gané altitud en un visto y no visto, pero he de confesar que los últimos cien metros los hice andando con el corazón amenazando con saltar de mi boca, porque aquello ya era vertical.

Metí el plato grande y volé ya sobre el asfalto hasta la costa, pasando algún que otro susto por una de las traicioneras rachas de viento acechando tras una curva. Llegué a Marbella con la noche pisándome los talones, pero aún con la luz del día. Fueron 100 Km de esfuerzo recompensado por unas vistas inmejorables de la sierra.

Thinking out loud ...