lunes, 26 de abril de 2010
Había que visitar el río
domingo, 25 de abril de 2010
El encuentro
La sierra, los pinos, el camino, el noble animal, la chica hecha mujer, todo podría formar el encuentro, único. La niebla puede envolver parcialmente lo que queremos ver, puede sernos útil para esconder a veces unos sentimientos que no deberían aflorar, pero que están ahí, latentes.
Colgado a sus caderas me fui olvidando de quien era …Me quedé como un cuadro, a su pared pegado … (Los Secretos)
domingo, 18 de abril de 2010
Encadenado a la vida
viernes, 9 de abril de 2010
Caminando hacia la mar
Me gusta tanto, que prefiero nombrarla en femenino, como a una bella mujer. La mar, da igual su tono gris, azul, verde esmeralda, siempre es la reina en cualquier entorno. Ya de muy niño me engatusó, me llamaba con su vaivén en la orilla, venía a mí y se marchaba en un juego de coqueteo, hasta que conseguía que me sumergiera en ella. Creo que todos aprendemos antes a bucear que a nadar por la necesidad de estar de nuevo dentro del agua salada, donde parecemos intocables, donde estamos a salvo de todo lo externo.Luego llegan los primeros juegos de amor, y ella nos tapa, nos sigue protegiendo de los demás, aunque en realidad lo que pretende es seguir abrazándonos. Y así hasta que llegan nuestros hijos y corremos a que la vean, para que empiecen a aprender a quererla.
Yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles … Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.
http://www.youtube.com/watch?v=DHQ-_bf9NFI
sábado, 3 de abril de 2010
Alhaurín, ida y vuelta
Con esta idea salimos Raúl y yo a las once de la mañana, con un bonito día soleado. Al paso por la plaza de toros, en subida, me pregunta el compañero si he echado alguna cámara de repuesto para las ruedas de carretera, ya que las he sustituido por las de montaña. Pues no, llevaba una cámara para las ruedas gordas, pero no para éstas; de todas formas no tenía pensamiento de volverme para tener que subir gratuitamente otra vez la misma cuesta, así que como llevaba parches, me arriesgué y seguimos durante la eterna subida al puerto de Ojén, que desde la salida son como unos doce kilómetros sin un bendito descanso; todo es cuesta arriba. Eso sí, la cámara de fotos no la olvidé y al paso por un mirador de Ojén, dejé constancia.
Un nuevo inquilino
Un pequeñito felino ha sido adoptado por mi hija, y suman cuatro gatos. Aunque no soy muy amante de los gatos, debo reconocer que éste es un pillo de cuidado, que hace migas hasta con las otras dos de la especia canina. Cuando son pequeños son la mar de graciosos, no para de enredar y se esconde cuando me ve con la cámara en la mano apuntándole.