La vuelta después de una buena tarde de playa.
Se va poniendo el sol tras la montaña.
En el porche, cada uno a lo suyo: Andreas pendiente de la barbacoa, María sirviendo la comida y Dima pendiente del móvil. Yo haciendo fotos, claro.
Una noche estrellada, preciosa, con reflejos sobre la lámina de agua de la piscina.
Dima tiene una bonita sonrisa, no se puede decir otra cosa.
Algunas veces una luz esconde un fuego que mata.
De madrugada, en el exterior, las estrellas luchan con un sol que pugna por salir.
Va amaneciendo en mi habitación.
Poco después, el sol demuestra su poder.
De paseo por Las Negras.
Otros van empezando la mañana, saliendo de sus adosados cercanos a la playa.
Camino de asomarnos al mirador La Amatista.
Hay que sacar una foto.
De este paisaje.
Mural de la Amatista.
Mis amigos en otro mirador.
Isleta del Moro.
Vista de el Playazo.
Gracias a los tres, fue un fin de semana inolvidable.
La Ley de Newton no se equivoca ...
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