martes, 4 de noviembre de 2025

Visita a Córdoba

 Aprovechando un fin de semana largo, por fiesta local, tomamos la decisión de hacer una salida, que ya nos tocaba. Después de barajar varios destinos, nos decidimos por ir a Córdoba. Reservamos en el hotel Córdoba Center, bien situado para dejar el coche en el parking y caminar la ciudad, o parte de ella.

Salimos de Marbella pasado el mediodía, con la intención de almorzar por el camino, como así fue. Llegamos a buena hora, como para dejar las cosas y subir a la cubierta del edificio para ver el atardecer,


La piscina aún está abierta para los clientes.


Nuestra primera noche allí, había que salir a dar una vuelta y comer algo. Avenida del Gran Capitán y a pasear. Así llegamos a la fuente de los Cubos.


El paseo llegó hasta la plaza de Ramón y Cajal, pasada la Parroquia de San Nicolás de la Villa. La vuelta la haríamos por la plaza de Las Tendillas, calle Cruz Conde, calle del Doce de Octubre hasta la avenida de América. Cruzamos y llegamos en un momento al hotel, donde descansaríamos hasta la mañana siguiente, ya domingo.

Nos levantamos con tiempo para ducharnos y bajar a desayunar al bufet, donde dimos buena cuenta de los alimentos y bebidas que ofrecía. Luego nos fuimos sin rumbo fijo, pero con la idea de llegar hasta los sitios más emblemáticos que nos pillara de camino; así fue como pudimos ver de día el campanario de la iglesia por la que pasamos la noche anterior.


Pasada la parroquia de San Juan y Todos los Santos, pasamos por un edificio en cuyas ventanas estaban paradas algunas pamolas. Lo que me llamó más la atención fueron sus viejas ventanas y fachada desconchada.


En la plaza Campo Santo de los Mártires, Zenia quiso hacer el intento de llamar a la puerta del antiguo palacio del canónigo Juan Sigler de Espinosa.


Las caballerizas reales, quedamos sorprendidos por este espacio amplio e iluminado por luz natural apoyada por algunas lámparas colgadas del techo.


Ir a Córdoba y no ver uno de sus floridos patios, es imperdonable. Nosotros entramos en uno de ellos, aprovechando uno de sus rincones para hacer esta foto tan andaluza, aunque la modelo sea cubana de origen.


Caminando otro poco, haciendo alguna parada técnica para tomar un refrigerio, llegamos a la mezquita; nos quedaríamos con un paseo por el patio, dada la hora y la larga cola en la taquilla.


A veces queda bien ver lo de dentro desde fuera.


Y llegamos al puente romano, despertando nuestra curiosidad.


Es tradición de mi gimnasio Zen, hacerse una foto dando un yoko geri (patada lateral de karate) cuando salimos de viaje. Aunque ahora no pueda asistir a clase, sí que sigo la tradición.


El Guadalquivir a su paso por Córdoba.


Caminar sobre una obra de ingeniería realizada hace muchos años, cuando todo se hacía para que durase.


La noria pertenece a el molino de la Albolafia.


Durante un momento cayeron algunas gotas de lluvia.

En la salida de noche tuvimos la oportunidad de hacer algunas fotos en una de las fuentes coloreadas, ubicadas en el Paseo de Córdoba.


A la mañana siguiente subimos a la cubierta para despedirnos de esa bonita ciudad.


Nos merecemos cosas buenas para contrarrestar las malas que nos han ido cayendo.




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