La ida supuso un camino oscuro por la ladera Norte de la montaña, iluminados por la luz de nuestros frontales.
El ritmo de subida fue constante, con alguna parada para leer algún mensaje en el móvil.
Por el Oeste se podían divisar muchas estrellas.
Arriba, en la cima, era constante el ir y venir de personas. Nos encontramos con Carlos Flores, un joven de la edad de mi hija, que conocemos desde que nació; él fue quien me prestó un trípode para poder hacer fotos con estabilidad. Mi hijo andaba entretenido con algún artilugio electrónico.
Paco y las dos mujeres de la excursión donde la cruz.
Y otra foto con el móvil, ahora yo con las dos bellezas.
Al Oeste teníamos una Concha por encima de toda una bahía.
Al Este toda una luna alumbrando la Costa del Sol.
Carmen me prestó un telezoom con el que pude fotografiar a la protagonista de la noche.
Bajamos de la cima por la ladera Sur, ya pasada la media noche. Toda una aventura en muy buena compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario