Antes que los ciclistas pasaron algunos coches cargados de bicis y ruedas, el sueño de un loco de esos chismes, como lo soy yo.
Después de un cuarto de hora viendo pasar agentes, motos y coches de apoyo, llegaba el pelotón, siguiendo al coche donde supongo que iba el comisario de la carrera.
La emoción iba en aumento, un chiquillo aplaudía al paso de J.A. Flecha.
Algún ciclista iba pensativo, con la lengua fuera, como diciendo –vaya calor que vamos a pasar hoy- y en eso llevaba toda la razón; como que yo estaba sudando y solo hacía como ejercicio el apuntar, enfocar y apretar el botón del disparador de mi cámara.
Solo empezar y ya iba alguno con problemas técnicos. Me quedé alucinado viendo al mecánico, en directo, con medio cuerpo asomado por la ventanilla del coche, solucionando el problema técnico del esforzado deportista.
En fin, que en un visto y no visto, contemplamos a nuestros héroes ciclistas al paso por el barrio. Una experiencia de corta duración pero muy intensa.
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