miércoles, 17 de abril de 2013

Una ruta: Marbella-Juanar-Ojén-Marbella


El domingo iba paseando con los perros por la mañana y me pregunté qué podría hacer como entrenamiento para ese día. Se me ocurrió un recorrido circular a pie, saliendo de Marbella, concretamente desde el cementerio, subir por Puerto Rico Alto hasta Juanar, coger la desviación a Ojén, pasando por El Cerezal y volver al mismo sitio en Marbella. Faltaba un compañero para compartir un buen rato de montaña y charla, así que pensé en Miguel, un amigo del karate, buen deportista y buen conversador. Fue llamarlo por teléfono y escuchar de inmediato el sí como respuesta. La idea era echar un bocata, algo de agua y muchas ganas de andar. Faltaban diez minutos para las dos del mediodía cuando empezamos la caminata.


Al poco de empezar a subir, hay una fuente a la derecha.


La forma más rápida de ascender hasta Puerto Rico Alto es por el tubo, desde luego, aunque las zapatillas tienen que agarrar bien.


Pronto habíamos subido un buen trecho, llegando a Puerto Rico Alto.


En condiciones normales, uno no debe perderse por el camino, donde están colocadas las señales en los cruces importantes.


Mirando hacia atrás, al Sur, veíamos la costa y nos hacíamos una idea de cuánta altura habíamos ya alcanzado.


Algunos se extrañarán de encontrarse arena por el camino, como si de la playa se tratase.


El paisaje es impresionante, y está tan cerca de casa.


Aprovechamos una sombra para comer el bocadillo, antes de llegar a divisar al macho montés, estático, perenne sobre la roca, que nos indica que ya estamos justo al lado del Mirador.


Un tramo por el paseo que hay desde El Mirador al Refugio.


Antes de llegar al Refugio de Juanar, está el desvío para bajar a Ojén por el monte.


Hay que respetar a los moradores de la zona, que tienen el lujo de poseer casa propia en tan singular paraje.


El sol lo dejábamos a nuestra espalda, nada más empezar a bajar.


El camino está escoltado por grandes pinos.


Nos llamó la atención algunos pinos quebrados por algún vendaval.


Pronto divisaríamos de nuevo la costa.


El camino lleva hasta un túnel que atraviesa la carretera.


Es aconsejable llevar encima alguna linterna, aunque sea la que tiene el móvil, porque en el interior no se ve el terreno que se pisa.


Y se desemboca directamente en el parque botánico El Cerezal, por la parte de arriba, después de tener que pasar por una verja, que está con el cerrojo echado, así que la dejamos tal cual, después de pasar. Este es el cartel que hay abajo, en la entrada principal.



Hay distribuidas algunas mesas y bancos en una zona recreativa dentro del parque, a la sombra de grandes árboles.


El acceso normal al parque es a través de estas puertas.


Nada más salir, hay que coger a la izquierda, por donde llegaremos a la parte Norte de Ojén, recreándonos con bonitas vistas entre las casas del pueblo.


No puede uno abandonar el pueblo sin probar las buenas tapas que hay en sus bares.


Casi una hora de reposo, comiendo y bebiendo, hasta que tuvimos que comenzar a andar de nuevo, ya que todavía había que bajar a Marbella, dejando al pueblo entre luces y sombras.


Me llama mucho la atención la casa de los camineros, igual es porque soy nieto de un antiguo capataz de Obras Públicas.


El paso por la Triple A, donde se alojan los perros acogidos allí, fue un tanto ruidoso, porque se alborotaron todos los residentes.


Y llegamos al último tramo del camino. En una hora nos habíamos plantado ya donde habíamos dejado el coche, desde que abandonamos Ojén.


Una preciosa jornada, con 17 km en 7 horas justas, lo que da idea de lo que nos entretuvimos por el camino entre fotos y charla. Algo para volver a repetirlo. El perfil que salió da fe del buen entrenamiento.



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