Esperé al mediodía, cuando salió el sol a relucir. No me fiaba y me puse ropa larga y chubasquero. Por el paseo marítimo hacía un viento de Poniente que invitaba a quedarse en casa, a tenor de la soledad del tramo por el que iba.
No tengo la costumbre de ponerme pañuelo debajo del casco, pero sí que acerté al hacerlo en esta salida. Me puse uno que me regaló el ex del Kelme, Jesús Rosado.
Al llegar a Puerto Banús empezó a llover con mucha fuerza, que sumado al viento costero hacía hasta peligroso pedalear por el muelle exterior.
Llegó un momento en que la cámara se mojó por completo, incluso el objetivo, por lo que todo se veía tan borroso como en realidad yo lo percibía.
Al llegar a San Pedro Alcántara, otra vez lucía el sol.
Comencé a subir a Benahavis, y al pasar por la Charca de Las Mozas no pude aguantar la tentación de bajar y ver qué era aquello que producía tal ensordecedor ruido.
Lo que es propiamente la charca era un completo torbellino de rugientes aguas. Si en condiciones normales se desaconseja bañarse en esa poza por el peligro que entrañan sus recovecos, en esta ocasión el peligro se adivinaba por todos los sentidos.
A la vuelta, la gente había salido al paseo marítimo para andar, correr, montar en bici, confiados en que el cielo se comportaría. Nada más lejos de la realidad. A la altura del último restaurante ubicado en la zona del albero, empezó a caer agua de arriba, con tal intensidad que en solo unos pocos minutos volvía a estar completamente empapado todo. Fue guardar la bici, y de nuevo salió el sol. Un total de intensos 50 Km más, acumulados de entrenamiento.
Nota: Todas las fotos han sido realizadas por mí, con la cámara compacta a prueba de agua, frío y golpes.
Tú no te vayas a estar quietecito en casa un dia, vale??? El día que pares nos preocuparemos por tí. 1 beso.
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