Qué mejor forma de empezar la temporada de bicicleta que con una bonita excursión a la charca de Las Mozas, en Benahavis, acompañado por un buen amigo como es el caso de Arturo. Quedamos este pasado domingo a las diez de la mañana en la zona del Pirulí, para bajar al paseo marítimo y continuar por el albero.
Aunque con viento de Levante, el día se mostraba muy soleado, haciendo concurrido el paseo. Aquí pasamos por el puente de madera sobre río Verde.
Una vez en Puerto Banús, recorrimos el muelle externo con tranquilidad, disfrutando.
Esta foto podría forma parte de un cartel publicitario de nuestra ciudad, en la que se ven los barcos de Puerto Banús y Sierra Blanca con su emblemática Concha como magnífico fondo de decorado.
Podemos compartir ruta barco y bicicletas, cada uno por su medio.
La pinta de ciclista globero no nay quien me la quite, ni la de disfrutón de la bici, tampoco.
Después del paseito por la zona lujosa y emblemática, nos dirigimos directamente a la carretera de Benahavis, pasando por la urbanización de Guadalmina, evitando la carretera. Subimos con facilidad, a pesar del calor, viendo cómo se apelotonaban los coches en el borde de la carretera, con mucha gente en busca del río. Nosotros tuvimos más fortuna para aparcar a pie de la charca.
Zapatillas, calcetines y maillot fuera, y al agua.
No paraban de llegar grupo tras grupo de gente.
Venga, a hacernos todos la foto de rigor. El agua de río me encanta por su frescura, fluyendo de continuo, estrenando a cada instante moléculas nuevas del elemento base.
Una de las cosas que más me llamó la atención es el desconocimiento de mucha gente sobre lo que supone la bajada de ríos, más conocido por barranquismo, donde el casco y el neopreno tienen que ser elementos imprescindibles de la seguridad. Aquí iba todo en plan pasar el domingo en el río y de paso practicar el deporte a nuestro modo. Luego pasan las cosas que pasan, claro.
Cuidado, que hay algún individuo en peligro de extinción. Un cincuentón con alma de niño y salud de jovencito, que no parará mientras la vida lo quiera.
Hay quien se toma un canalón a modo de spa, y hacen muy bien, jeje.
Se estaba la mar de bien, pero había que ir pensando en regresar, así que complementamos nuestra vestimenta ciclista y nos fuimos para San Pedro Alcántara, usando allí el corto tramo de carril bici.
Esto podría ser lo que se denomina ciclo-turismo.
El regreso estuvo repleto de sorteos de marchadores y ciclistas en sentido contrario.
Las sombrillas blancas del embarcadero del Marbella Club eran fácilmente confundibles con veleros en la mar.
Marbella, nada que envidiarle a las imágenes que nos muestran en la televisión de otros destinos turísticos americanos.
Y después de 46 km dándole a los pedales, nos regalamos una pinta de cerveza bien fresca. Luego, cada uno a su casa con su familia. Una mañana para repetir.
Al final me quemé brazos y piernas, a pesar de ser bien moreno. Es lo que tiene ahora este sol, fuerte como nunca.
Hace calor ...
Hola Órfilo! linda aventura la que realatas :) espero que la hayas pasado genial.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu blog, y te invito a pasarte por el mio (arbol-de-amor.blogspot.com) cuando quieras!
Saluods