Primer lugar de visita: un banco del centro, pasando por la calle San Juan de Dios, donde hay pequeños comercios y una hermosa capilla.
La estatua del caballo, con su amazona de pelo ondulado pétreo, adelantándose a unos árboles de la alameda.
Un buen rodeo para ir a la avenida del Mercado, no sin antes pasar por la cestería que recuerdo desde muy niño.
Bajar por calle Aduar, con poca prisa, donde el colorido nos recuerda que estamos en el Sur.
Paso por la plaza de Los Naranjos, con reflejos en su fuente antigua, calle Nueva a la espalda de mi acompañante.
Y cómo no, pasar por Ortiz de Molinillo, aunque fuera desde su esquina Sur.
Con la vista tan bonita que presenta la iglesia desde aquí.
Calle Viento, con la fachada derecha repleta de preciosas flores.
Y qué buen escalón hay justo antes del Museo del Grabado. Mi compañero aguantó estoicamente todos mis caprichos fotográficos. Un salto a la vida.
Una versión que no había oído de una de mis canciones favoritas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario