Magnífica ruta circular que ya hice en el mes de marzo con toda Ronda nevada, y que esta vez la he realizado con toda la primavera en sus campos.
El sábado sonaba el despertador a las seis y media de la mañana, para tener el tiempo de asearme, vestirme e ir en busca de los amigos Rafa y Alicia. El primero me esperaba debajo de casa, y ella en una parada de autobús por el centro. Pasadas las ocho ya estábamos en La Parrilla, a la entrada de Ronda, desayunando en condiciones.
Habíamos quedado con los amigos de Benaoján en la plaza de San Francisco a las nueve menos cuarto.
Como todavía no habían llegado, aún tuve tiempo de hacer un par de fotos en las murallas.
Son muchos los años que han pasado desde la primera vez que bebí de este chorro.
Llegaron ya todos, en total nos juntamos once amigos de la montaña, y nos dispusimos camino del Tajo del Abanico, saliendo para ello por el SO de la plaza.
Después de pasar el restaurante El Predicatorio, se llega a un cruce que pone Ermita rupestre Virgen de la Cabeza, hay que cogerlo y después coger el camino hacia la izquierda.
Pronto se dejará el cemento para comenzar a pisar tierra.
La vegetación hay veces que te absorbe.
El cartel que se encuentra en la verja que cierra el paso, es claro. Hay que abrirla para después dejarla exactamente igual.
El camino está escoltado por las flores silvestres.
Hay que seguir hasta un espacio abierto.
Y con el gran tajo a la espalda, algunos nos hacemos la correspondiente foto de recuerdo.
Toca bajada hasta el desfiladero por un paso estrecho.
Una de las cosas que más llama la atención es la enorme cueva que hay al llegar abajo.
Todos entramos y, cómo no, hicimos fotos tanto de la cueva como del tajo que queda justo al frente.
Toca una buena subida de más de 5 km, con el sol siempre acompañando.
Hay que entrar en una finca de la que no se saldrá hasta el momento de dar la vuelta por otro camino. Avisado queda el personal de que hay colmenas y se trata de un coto privado de caza, aunque ésto último no sé si sigue en vigor, porque el paso está abierto.
Hay que ir ganando metros, ahora por un bosque.
Se llega a unos establos en una explanada.
A veces las cuestas tienen una pendiente importante.
Tras una curva aparece un gran embalse, donde se ha quedado a medio terminar lo que puede ser un cenador.
Dentro de sus aguas la vida se alimenta de la muerte.
Se llega a una cota desde donde ya se divisa Ronda por encima del embalse.
Al final del camino está la verja de acceso a otra finca, es el momento de subir por la izquierda y salir por un acceso igual al anterior que se pasó, con doble puerta, y empezar a bajar por la izquierda, de regreso. En el camino hay un pilón alimentado por el agua que se recoge del terreno.
Hay que ir bajando todos los metros que se han ido subiendo.
El camino floreado hace el bien de la vista y el mal de las alergias.
Se baja hasta la carretera de Algeciras, a la altura del km 6.
Margaritas y amapolas adornan el jardín natural.
La sorpresa del camino es una granja de avestruces, que son de lo más curiosas.
Tanto nos quisimos acercar los dos, que al final terminó por darle un picotazo al objetivo. No sé qué se imaginaría.
Seguimos camino para el pilar de Cartajima. Hay indicaciones con puntos azules por el camino, pero como indicativo principal está el seguir el curso del riachuelo que hay más adelante.
Este pilar es más grande que el de Coca. El agua está buenísima, doy fe de ello.
Se sigue el camino hasta un cruce en el que hay que girar a la izquierda pasando después por un arco vegetal.
Hay que volver a cruzar la carretera de Algeciras para bajar hasta la plaza de San Francisco, donde se inició la marcha.
No podía haber mejor final que unas rondas sentados en la plaza de San Francisco. La siguiente prueba será la Nocturna de Montejaque, para la que ya tenemos Maite y yo pagadas las inscripciones.
El perfil del recorrido da muestras de lo entretenido que puede llegar a ser como entrenamiento.
Música recomendable.
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