domingo, 24 de mayo de 2015

De tapas a Ronda, en bici

Esta vez tenía la excusa perfecta para subir a Ronda y tomarme unas tapas allí. Cogí la bicicleta sobre las diez y cuarto de la mañana y, con el Levante empujando, en menos de una hora ya estaba por encima de La Heredia.


Como todos los fines de semana, compartimos ciclistas y motoristas nuestra pasión por las curvas de esta carretera.


En dos horas y cuarto ya estaba por El Chorrillo, antes me había encontrado con la amiga Rocío Rojas y su pareja, que habían optado por la opción moto para ese día. Un matrimonio francés muy simpático que estaba disfrutando de la frescura de esta maravillosa agua, se ofreció para sacarme la obligada foto.


A mi paso por la venta El Madroño me animaron y me hicieron esta foto, que aparece en Facebook.


Poco después llegaría al puerto El Madroño, con 1065 metros de altitud; nada mal, partiendo de la base de que salí a nivel del mar.


Y llegaría el Km 20, donde el paisaje cambia por completo, pasando de la frondosidad de los pinos a la roca pelada.


La carretera muestra todo su poderío en este tramo, donde habitan buitres a un lado y al otro hay un gran precipicio.


Poco más de tres horas y media habían transcurrido desde que me monté en la bici, y ya estaba en Ronda. Sabía que el viento me había ayudado en la ida, pero que, si no cambiaba su orientación, me haría sufrir a la vuelta. De momento tocaba disfrutar de la ciudad que siempre me cautiva.


El selfie en la muralla del Sur de la ciudad. Hora de darle un toque a mi amiga Isabel Terroba para tomar una cerveza.


Y aquí estamos los tres: Isa, Antonio y servidor, dándonos un merecido homenaje; quedando pendiente unos espetos de sardinas por mi tierra costera, correspondiendo a su generosa invitación de ayer.


Después de ese grandioso avituallamiento, llegó la hora de partir, no sin antes retratar a mi Orbea al lado del lugar más emblemático de Ronda.


Pasó lo que me imaginaba, la vuelta sería con viento en contra, siendo especialmente duros los 16 primeros km hasta el monumento que se encuentra a la mayor cota de la carretera.


Me quise hacer un selfie, no dándome tiempo a colocarme donde quería, pillándome a medio camino.


Al final llegaron unos motoristas y uno de ellos se ofreció para hacerme la foto.


De pronto se nubló todo y empezó a refrescar, hasta el punto de tener que abrocharme hasta arriba el maillot y el cortavientos, y tener que ponerme los manguitos que había tenido la precaución de echar por la mañana antes de salir.


No hay mejor forma de quitarse el frío que meterle desarrollo a la bicicleta y darle con todas las fuerzas a los pedales. De ese modo entré en calor y antes de que me quisiera dar cuenta ya estaba de vuelta en casa, después de 120 Km de ruta.

Y es que uno tiene cada adicción ...


lunes, 11 de mayo de 2015

Tres veces 101 Km con La Legión

Bueno, pues este pasado fin de semana participé por tercer año consecutivo en la prueba de los 101 Km de La Legión, en la modalidad de duathlón, consiguiendo, también por tercera vez, terminarla en tiempo.

La noche del viernes estuvimos Maite y yo tomando unas cañas y unas buenas tapas en Setenil de las Bodegas, donde habíamos conseguido habitación.


La noche anterior a la prueba se duerme poco y mal, pensando en cómo saldrá este año, si habrá suerte con la bici, sin tener averías, ni pinchazos, ni ningún tipo de anomalía que impida terminar la prueba. A las ocho ya estábamos montándonos en el coche dirección Ronda, donde estacionaríamos en la zona del polideportivo cercano a la salida de la prueba.

Nos deseamos suerte y cada uno se puso en la correspondiente fila. Yo estaba muy nervioso, porque había una gran cola y tenía que entregar mi bolsa para la transición. A las 9.27 me hice ya la primera foto, esperando la salida entre miles de ciclistas.


Maite ya estaba también preparada para capear esta dura prueba, ella en la modalidad de marchadora con nuestro grupo Luna Llena.


A las 10.00 se dio la salida neutralizada para las bicicletas. A las 11.00 lo harían los marchadores. El paso de los Luna Llena, mi club de montaña, por la Maestranza de Ronda, con el presidente José María Chacón como maestro, no dejó indiferente a nadie, ni tan siquiera a los medios de comunicación, apareciendo después en varios periódicos.


La salida oficial para los que íbamos en bici se dio sobre las 10.30. Empecé muy atrás, por lo que tuve que sufrir las habituales paradas por acumulación de ciclistas en los primeros tramos estrechos. A las 11.45 pasaba por el primer avituallamiento en el Km 11,40, situado en Navetas Semipermanente.


Desde la salida llevaba un "yiyi yiyi" en la transmisión, que me tenía bastante nervioso. Había visto ya algún abandono por averías en bicicleta. Intenté concentrarme en la prueba y pasar del chirrío, que lo achaqué a que se había pegado mucho polvo a la cadena, platos y piñón. Así que me entretuve haciendo una foto al paso por el circuito de Ascari, a las 12.25.


Ya camino de Arriate le metí el plato grande, dándole muy fuerte a los pedales, recuperando puestos. Este año estoy especialmente entrenado con la bicicleta, debido a mi próxima participación en la Quebrantahuesos, prueba cicloturista de 200 Km que se celebra en Los Pirineos. A las 13,00 ya pasaba por Arriate, para afrontar la primera subida larga y fuerte, la que lleva al avituallamiento del Cortijo el Polear, en el Km 36,30. Subiendo me encontré en la prueba con mi antiguo profesor de inglés, Mike Drury, quien tuvo la gentileza de hacerme esta foto.


El calor ya era tremendo, pero las vistas desde aquí, con Arriate al fondo, lo hacía más llevadero.


A las 14.11, reponía agua y comía un trozo de plátano, ya en el avituallamiento.


Una buena bajada a tope hasta Alcalá del Valle, pasando por allí a las tres de la tarde, mojándome la cabeza, como fui haciendo todo el camino siempre que tenía oportunidad, tomándome el gel que me ofrecía la organización. Ahora venía la cuesta más famosa, la que sale del pueblo, donde parecemos penitentes arrastrando nuestras bicis hasta arriba.


Sabía que estaba muy cercano a Setenil de las Bodegas, donde me esperaba un buen avituallamiento. Ya tenía hambre. Me saludaron por el camino Raúl e Irene, que estaban allí con su bebé. Llegué al lugar indicado, me tomé el sándwich, las pastillas de chocolate, un trozo de plátano y un vaso hasta arriba de refresco de naranja. Me entretuve muy poquito, eran ya las 15.35 y sabía que me quedaba lo peor ahora, el tramo que más me cuesta siempre. Ya iba por el Km 56,50.


El tramo hasta el avituallamiento de Chinchilla es una pesadilla por el calor y por sus olivos y gramíneas, a los que soy alérgico. Este año pedaleé el mayor tiempo con tal de pasarlo lo antes posible. Ya empezaba la gente a buscar las sombras de los árboles, algunos con mareos por el golpe de calor. Un compañero me dijo que estábamos a 35ºC. Eran las 16.33, llevaba ya seis horas y media desde que saliera del campo de fútbol en la neutralizada.


Por fin el avituallamiento de Chinchilla, Km 65,40. Un trozo de naranja ahora, reponer líquidos y a toda pastilla dirección al cuartel de La Legión.


Como cada año, me quedé sin frenos en la bajada de hormigón que hay camino del cuartel, así que iba gritando a los de adelante para que se fueran echando a un lado y me dejaran paso, para no tener que ir frenando constantemente, sino lo mínimo posible para no salirme en las curvas. A las seis de la tarde entraba a hacer la transición, donde suelto la bici y me calzo las zapatillas de montaña. Estaba por fin en el cuartel y había llegado sin tan siquiera un pinchazo, ni la tan temida rotura de la transmisión por cadena. Comí un plato de arroz con unas salchichas que me supieron a gloria, acompañadas de un refresco con cafeína. Estaba en el Km 75,40.


Sobre las 18.40 salía del cuartel, destino a la ermita de Montejaque, con la cabeza preparada para sufrir en el tramo a pie, ya que aparecieron los tan temibles calambres de cuádriceps en los últimos 5 km con la bici. Me fui tropezando con ciclistas que se estaban retirando por calambres, golpes de calor o deshidratación. Quise trotar hasta el inicio de la subida a la ermita, pero solo intentarlo me hizo pegar un grito del calambrazo tan grande que sufrí, así que decidí hacerlo todo en marcha al mayor ritmo que mis piernas me permitieran, pero terminando la prueba sí o sí.

No había pasado aún una hora desde que salí del cuartel y ya las vistas eran de haber ido ganando altura.


Por fin Montejaque a la vista, son las 20.14 y puedo bajar trotando hasta el cementerio, soltando piernas. Ahí se encuentra un avituallamiento líquido, en el km 83,30.


Cuatro kilómetros más y llego a Benaoján, donde cojo un trozo de fruta y me guardo el gel que me dan. Salgo del pueblo a las 20.53, ya queda poco para que empiece a oscurecer. Normalmente hago toda la parte a pie en solitario, ya que los ciclistas han pasado casi todos, quedan pocos rezagados, los marchadores que van pasando son los que llevan un ritmo altísimo, casi todos corriendo o a un buen trote, y a estas alturas no tiene uno muchas ganas de conversación, la verdad.


Ya me quedaba menos para completar los 22 km que me tocaba hacer a pie. La subida al Cortijo de la Manía la hice con el piloto automático puesto, un paso detrás de otro, sin pensar ya en nada, solo disfrutando de la llegada de la noche.

En la segunda transición, ya en el cuartel cogiendo la bici, vi a mis amigas Rocío Rojas y Sonia Téllez, que participaban en la modalidad de marcha, o sea, que llevaban un ritmo impresionante.

A la una de la madrugada, con un tiempo oficial de 14 h 28 minutos y 10 segundos, pasaba por meta. Me colgó un legionario la medalla y me dieron mi camiseta y sudadera de finalista. Mi cara lo dice todo.


Me siento orgulloso de haber podido terminar en tiempo una prueba tan exigente, a mis 52 años. Todo mi agradecimiento a La Legión por su labor, a los voluntarios y a todas las personas que hacen posible este sueño, incluyendo a la gente de Ronda y de todos los pueblos por donde pasamos, animándonos a voz en grito.

Este año le quiero dedicar este "triunfo" a mis dos hijos: Teresa y Javier, para que puedan coger el relevo de estos luchadores que son su madre y su padre, en orden de importancia.

Un abrazo legionario para todos, de un antiguo Cabo 1º del Regimiento de Infantería Tetuán 14.


sábado, 2 de mayo de 2015

Las chicas también montan en bici

Estamos acostumbrados a ver en la tele ciclismo, pero siempre son carreras en la categoría de hombres. Y hoy quiero romper una lanza en favor del ciclismo femenino.

Son ya unas pocas de rutas cicloturistas en las que he participado, no son muchas las mujeres que intervienen, pero las que lo hacen llevan una preparación increíble y son unas magníficas ciclistas.

Hoy he compartido ruta con una vieja amiga, que tiene mucha carretera recorrida.


La carretera de Istán suele ser bastante tranquila como para poder ir en paralelo.


Eso sí, en el momento que se oye un vehículo a motor, se vuelve a la formación de fila india.


La foto obligatoria en la fuente del pueblo, todo un clásico.


Los sábados hay mercadillo y no se puede pasar montado en bici en un tramo. Eso es algo que todos respetamos a rajatabla.


Otra cosa buena de este deporte, es el avituallamiento posterior, que en este caso es mejor hacerlo una vez se haya llegado ya al lado de casa, por aquello de que si bebes, no conduzcas. El lugar mostraba hoy este aspecto.


Toda la terraza solitaria para dar buena cuenta de unas cervezas acompañadas debidamente por ensaladilla rusa, rosquita de jamón del bueno y unos calamares fritos. Luego, la bicicletita de la mano y cada uno pa su casa; con la satisfacción de haber entrenado y haber pasado un buen rato charlando, comiendo y bebiendo.


Rolling ...