lunes, 29 de octubre de 2012

Un fin de semana pegado al mar

El jueves aparecía la noticia de la presencia de un velero antiguo en la playa del Cable. Un precioso bergantín que me  hizo coger la cámara casi anocheciendo, y sin más apoyos que las piedras del suelo, lo fotografié como si estuviera en un gran lago.


El viernes llegaría la mala nueva de que el precioso barco había encallado muy cerca de la orilla. Después de terminar la jornada de mañana, y a la vuelta de unas gestiones en el centro, decidí pasear por la playa y caminar hasta la ubicación del bergantín. Por el camino me topé con las acrobacias de las palomas, buscando alimento a escasos metros del mar.


Me divierte invertir colores, cuando así consigo una foto diferente a lo que habitualmente hago.


Un cielo gris, el mar agitado golpeando las rocas; una buena ocasión para reflejar la fuerza de las olas, por pequeñas que sean.


Y llego al puerto pesquero, desde donde observo a personas que se acercan al barco, escorado a estribor, encallado en la arena. En ese momento no lo sabía, pero estaba fotografiando a mi primo David con dos de sus hijos, espectadores también del siniestro.


El sábado amaneció con un sol invitando a salir a la calle para pasear o hacer deporte. Maite y yo optamos por lo segundo, yendo a correr por el paseo marítimo. El embarcadero del Marbella Club invita a la fotografía. Esto de los móviles con cámara de fotos incorporada, resulta a veces una gran ventaja. Bien pillado al vuelo con mi camiseta de La Sufrida de la Serranía de Ronda.


Para terminar el ejercicio, fuimos en busca del bergantín. Aquello era ya todo un espectáculo. Para asombro de propios y extraños me quité los zapatos, calcetines y camiseta, metiéndome en el agua, caminando en dirección al bergantín.


No me atreví acercarme mucho al velero, pero sí que me bañé con tan singular escenario lleno de público que no paraba de hacer fotos.


Entre los 6 km que hicimos corriendo y el baño, me quedé bien limpio por fuera y por dentro. Es una gran pena que haya sucedido lo del barco, pero ha creado una increíble expectación entre la población.

I am sailing ... http://www.youtube.com/watch?v=Bpbuqh12oj4

Yo en El Torcal.

Último capítulo de la trilogía El Torcal. Estas son las fotos que me hicieron mis dos acompañantes. No soy tan fotogénico como ellos, pero sería injusto no mostrar su buen hacer con la cámara.

Tiene que ser ya costumbre eso de posar como un karateka, con los puños cerrados. En los bolsillos llevaba infinidad de cosas, no sé para qué llevo mochila, la verdad.


El chico pilló a su mamá y papá ocupados con sus correspondientes cámaras.


A uno también le gusta posar, como a cualquier otro turista.


En plena marcha.


Siguiendo el camino.


Y por supuesto, encima de la roca, que haya constancia.



Y se terminó el sendero. Fue un buen día.


Estuvimos llamando a las puertas del cielo ... http://www.youtube.com/watch?v=5_swaxOidGU&feature=related

miércoles, 24 de octubre de 2012

El Torcal. Ruta amarilla. Parte II

Lo habíamos dejado en que hay que tener cuidado en uno de los desvíos, porque es a través de un pasadizo entre rocas.


Pretendíamos que Javi fuera detrás, pero no había manera, salía a la carrera a la más mínima para ir encabezando el pelotón. Si va detrás, malo, porque se distrae y se retrasa, y si va delante, coge caminos alternativos, no siempre los más fáciles, claro.


Hermosa hiedra sobre la singular roca.


Llegamos a la intersección con la ruta verde, donde nos encontramos con otros grupos de excursionistas.


Todos los parajes tienen su algo. A mí me gustó esta curva.


Y llegamos casi al final del camino. A ver quién amarra a un jovencito para que no trepe a algún sitio.


Y que no salte luego, más difícil todavía ...


Cuando terminas la ruta, a mano derecha se va hacia un mirador denominado Ventanillas.


Al final hay un cartel donde se especifican los pueblos y ciudades que se ven. Desde Mijas a la derecha, a Colmenar a la izquierda, pasando por Málaga, Villanueva de la Concepción y Casabermeja. Es increíble.


En primer plano, Villanueva de la Concepción.


Al fondo, los Montes de Málaga, a la sombra de un cielo espectacular.


Después es inevitable visitar el centro del Torcal, incluyendo la tienda.


The mountain (un video con preciosas imágenes y música relajante). http://www.youtube.com/watch?v=Rk6_hdRtJOE

domingo, 21 de octubre de 2012

El Torcal. Ruta amarilla.

Queríamos ir de nuevo a El Torcal. Para ello optamos por salir a media mañana y parar por el camino a comer. Una vez pasado Antequera, cogimos la carretera que lleva a tan singular lugar. Nuestra primera parada fue en el restaurante museo El Molino, donde te encuentras con objetos antiguos.


La temperatura es baja, no aparece el sol en este cielo, pero un joven amante de todo lo que huela a antiguo, no tiene frío y va en camiseta.


Había un acontecimiento en este lugar, no habiendo posibilidad de comer, así que dimos la vuelta y entramos en una venta llamada La Ribera Báez, donde hay buen ambiente, a pesar de que en esta foto aparezca vacío; luego se fueron llenando las mesas, ya que normalmente la gente primero hace la ruta y después come. Nosotros lo haríamos al contrario.


Mientras esperábamos la comida, unos miraban el paisaje y otros hacíamos fotos.


Una vez recuperadas las fuerzas, subimos hasta el aparcamiento del centro de visitantes del Torcal y empezamos lo que sería la excursión senderista de la semana. Antes revisaríamos el cartel de la ruta amarilla, la larga, con una duración aproximada de dos horas.


Andando, que es gerundio. Los tres conocíamos ya el sitio, pero siempre es grato disfrutar de este entorno.


Visitar el lugar sin una cámara de fotos, yo lo consideraría delito. El lugar es único y especial para cualquier amante de la Naturaleza y de la fotografía, por joven que sea.


Un escenario natural para ser retratado.


Esto es lo que se llama un paisaje kárstico.


Hay zonas donde el camino se estrecha, enredándonos entre arbustos.


Y tras algún recodo es posible encontrarse con una cabra montesa.


Huecos por doquier, incluso para improvisar una silla algo incómoda.


Con un terreno tan irregular y tanto que sacar, hay veces en las que hay que adoptar extrañas posiciones para hacer la foto deseada.


De nuevo en el camino otro pasaje verde.


En esta ruta hay veces en las que hay que apoyarse en la roca para facilitar el franqueo de algunos pasos. La flecha amarilla pintada sobre la roca, nos va indicando el camino.


Esta zona despejada muestra una singular formación rocosa.


Hay quien sigue el camino, que es lo recomendado, y otros que tienen que disfrutar de un pequeño espacio de escalada.


De nuevo nos metemos en la maleza, y cuidado, porque es pasado este tramo donde uno puede perderse, ya que el camino bueno sigue a la izquierda, pegado a la piedra, y no por otros que no seguirán la ruta acordada.


Y como hay tantas fotos que mostrar y otras cosas que contar, seguiré con una segunda entrada, en la que llegaremos hasta el final e incluso hasta un precioso y único mirador. Terminaré como una trilogía con las fotos que mis dos acompañantes me fueron haciendo por el camino.

Everybody´s on the run ... http://www.youtube.com/watch?v=dpqQJfdLO14

lunes, 15 de octubre de 2012

Casares, 100 Km en bici

Este domingo pasado me apetecía hacer un largo recorrido en bicicleta, con algún puerto de por medio con buenas vistas. Así que me decidí por subir a Casares, bonito pueblo en la sierra, entre Estepona y Manilva. Para los que no son de aquí, les subo el plano de la ruta.


Con esa idea desayuné fuerte en casa, me vestí de ciclista, cogí una cámara compacta de fotos, un par de sobres de sales minerales y un gel energético. Me monté en la bici de carretera y empecé a dar pedales, de tal forma que en 25 minutos ya estaba por San Pedro Alcántara y, en poco más, saliendo camino de Estepona.


No llegaba a la hora desde mi salida, cuando entré en Estepona.


Me asombró mucho ver el magnífico carril bici que allí tienen, así que lo aproveché, por supuesto.


A partir de aquí empezó un viento de Poniente, en contra, que hacía algo más dura la aproximación al cruce de Casares. Una vez cogido éste, hay una dura cuesta de 2 km continuos, que no dejan un solo momento para coger el resuello.


Pronto empecé a disfrutar de bonitos paisajes, encontrándome esta preciosa finca dedicada a la cría de ganado bovino.


Bonita estampa la del ternerillo mamando de su madre, aunque casi le alcanza ya en tamaño.


Y a seguir subiendo, sin parar hasta el próximo lugar interesante.


Se llega a un cruce donde está indicada una ruta que se llama Pasada del Pino - La Acedia. No sé a dónde llevará, pero tiene buena pinta.


Para los que piensen ir en bicicleta, advierto que la subida es muy bonita, pero de vez en cuando hay algún "sustillo" de ésos del 8 por ciento para arriba, como es el caso de dos tramos, después del km 7, en el que hay dos rampas con un 10 por ciento mantenido, que hace tomárselo con tranquilidad; eso sí, después siguen con falsos llanos de ésos al 3 por ciento. Y en estas llegamos a un mirador precioso, llamado Mirador de Peñas Blancas, desde el que se ve Sierra Bermeja, llamada así por la tonalidad rojiza que tiene, debido a que está formada por rocas de tipo peridotitas, que al contacto con el aire se oxidan y adquieren ese tono rojizo.


Desde el mismo lugar se ve perfectamente la costa, haciéndose notar también la altura que hemos cogido dándole a los pedales.


La intuición de que ya quedan pocos kilómetros para llegar al pueblo, hacen que me motive y apriete el ritmo, hasta terminar con los 13 km de subida. Y llegué. Atareado estaba intentando hacerme un autorretrato, cuando pasa una joven pareja, se para la chica y me dice que ella tiene una bici igual que la mía, ofreciéndose a hacerme esta foto; así me pude preocupar solo por poner mi mejor sonrisa.


Ahora sí que me recreé en sacar una vista general de tan bonito pueblo.


No recuerdo haber llevado a Javi de visita por aquí, tendré que subir un sábado para darnos una caminata por sus empinadas cuestas.


Y llegaba el placer de la comida. Busqué un bar con terraza para sentarme a comer con mi bici al lado. Encontré uno que ofrecía unos menús estupendos. Como sabía que iba a gastar todo lo que me comiera, di buena cuenta de todo lo que me pusieron por delante, regado con una buena jarra de cerveza, la mejor bebida para los deportistas de fondo.


Nada más terminar de comer, pagué la cuenta y me monté de nuevo en la bici. La bajada fue rápida, y al llegar de nuevo a la carretera de la costa, ese viento que fastidiaba a la ida, hizo que en un visto y no visto estuviera entrando ya en Estepona.


No pude resistirme a hacer una foto con Gibraltar al fondo, mientras el sol lo tenía dando por la derecha.


Y ya puestos, me salió la vena artística, con esta imagen donde parece que el árbol forma parte del mar.


Fueron cerca de 5 horas de dar pedales para hacer los 100 km de la ruta, que supuso un gasto calórico de 4.543 calorías. Me sentí realmente vivo.

Solo me queda por deciros que ... don´t give up http://www.youtube.com/watch?v=uiCRZLr9oRw