jueves, 26 de noviembre de 2009

Un paseo especial por Juanar

Lo normal es dar un paseo entre sus árboles, con la luz del día. Pero no, quise saber lo que se siente al pasear en la más absoluta oscuridad de la noche entre pinos, olivos y castaños, acompañado de las estrellas y una tímida luna que solo mostraba una pequeña parte de su figura.

Hubo un primer paseo, empezando al atardecer, hasta el mirador, donde se nos hizo de noche. Por el camino fueron varias las fotos que se hicieron de olivos y montes, para terminar con la vista en silencio de Marbella. La vuelta fue rápida, con la luz de un frontal y el ruido de la Naturaleza en la noche. Se intentó captar el cielo estrellado, sin un resultado convincente, ya que no portaba un disparador que me permitiera exponer minutos sin sacar movida la toma.

Repetí la visita, de noche, a los dos días de la anterior. En esta ocasión me acompañaba mi amigo de toda la vida, que se había molestado en ir a comprar dos disparadores, uno para cada uno, y hasta con su mando a distancia y todo. No podía fallar en esta ocasión. Antes de nada pasamos por el bar del parador, donde saboreamos un excelente chocolate caliente y un buen trozo de bizcocho, mientras peleábamos con cables, baterías, emisores y receptores de señales hasta conseguir que la cámara disparase a distancia. Y entonces vino el frío, las risas, y un cielo estrellado en medio de una gran ventolera. Al final conseguimos, en medio de la más absoluta soledad, un par de fotos decentes con árboles y estrellas. La polar que subo, supuso una exposición de más de quince minutos.

Quiero volver con luna llena, para sacar los contornos más bonitos que la noche pueda dar. A ver quién se apunta en esta ocasión para pasar un buen rato de frío y conversación.

Todavía no he encontrado lo que ando buscando.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Playa El Rodeito

Habitualmente, y por costumbre desde pequeño, he tirado para las playas del Este de Marbella. Ha sido este pasado verano cuando hemos tomado en casa la opción de ir hacia el Oeste, convenciéndonos bastante las playas alrededor de Puente Romano, por su mejor acceso en coche y no tener que pasar por los atascos de los domingos desde Las Chapas.

Ahora tenemos los mejores amaneceres y atardeceres para hacer fotos, ya que se suman nubes preciosas a una luz suave. Lo que está claro, que a Este y a Oeste, tenemos unas vistas inigualables. Por este motivo, el pasado fin de semana me fui a pasear por la playa El Rodeito, justo pasado Puerto Banús. Allí hay un faro precioso, con pinta de haber estado mucho antes que el mundialmente famoso puerto de yates de lujo. Sobre su arena hay varadas unas barcas que habrá que fotografiar otro día, ya que por allí andaban niños jugando por todos lados y no había posibilidad de hacer fotos con el tiempo y la serenidad que ello requiere, sin que salga alguno accidentalmente por medio.

Mirando al mar tenía, a Levante, Puerto Banús, y a Poniente, un espigón aprovechado para pescar y, pasear el amor cogidos de la mano alguna pareja de enamorados, como podéis ver en una de las fotos que os subo. Os muestro la parte más salvaje y libre, la de Poniente, con una puesta de sol maravillosa, que pude aprovechar gratuitamente.

Aunque algunos lo desconozcan, seguimos teniendo playas ideales para recrearse tranquilamente, con el lujo de la arena, el mar, las rocas y barquitas. Espero que estas fotos os dé paz y un punto de felicidad, que dure el máximo tiempo posible.

La canción que hoy toca, ya que estamos hablando y viendo vistas de algo que podría ser tan bueno como un paraíso, es la última de un español que tiene la suerte de cantar al lado de una guapa morena.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Otro día señalado

Hay algunos días señalados en mi vida, que difícilmente podría olvidar. El más fuerte quizás sea el día en que me pusieron por primera vez en mis brazos a mi hija recién nacida. Después vinieron muchas alegrías por su parte, ya que era una niña muy lista y muy espabilada, que tuvo muy pronto la responsabilidad de ser una ganadora. Llegó su hermano, ahora el chico de la casa, y empezamos de nuevo a transmitir lo que de bueno tenemos su madre y yo.

El deporte es algo que inculcó mi padre a todos sus hijos, y ahí seguimos. Lo mismo he hecho con mis dos hijos, ayudándoles a dar sus primeros pasos en aquello que requiere de ciertas habilidades y equilibrio, llámese esquí, bici o karate. El benjamín de la casa ya está en ello, su hermana ya lo superó, salvo el karate, pero se inició en el judo.

Ayer mi hijo vino conmigo, cada uno en su bicicleta, hasta Puerto Banús. Era tal su carilla de felicidad y orgullo al ver que estaba allí el edificio de El Corte Inglés, por lo que representaba una distancia que siempre había recorrido en coche, por lejano, que no pude resistirme de hacerle una foto con el teléfono móvil; posando él todo feliz por las aventuras vividas por el camino, donde tuvimos que pasar bajo el puente de Río Verde, circular por alguna vereda y calles con coches. Fue otro día señalado, ya que a partir de ahí podremos salir los dos juntos en bici a hacernos un recorrido de quince kilómetros, con las mejores vistas de paisajes marinos. Espero poder seguir siendo capaz de subir a Istán, el día que él quiera que le acompañe, en un futuro no muy lejano.

Hoy puede ser un gran día.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Luces marineras


Si hay algo que me apasiona, eso es el mar. Y para llevar colgada una cámara de fotos, son el amanecer o el anochecer lo que más me gusta captar en una imagen. El color gris azulado de los días nublados, las nubes entorpeciendo a un tímido sol de mañana, ese pequeño pesquero bajo los primeros rayos; todo me parece divino más que terrenal.

Hay un uso, desconocido para algunos, de las farolas de los puertos, y es como lugar de reposo de gaviotas, desde donde otean todo movimiento de barcos que puedan aportar parte de su alimentación. Tuve la suerte de captar a una de ellas llegando a su lugar de acomodo, y ella me lo agradeció con la mejor de sus sonrisas en forma de alas extendidas.

El puerto pesquero cercano a casa es mi refugio habitual durante al menos quince minutos diarios, lo suficiente para olvidarme de todo lo que no sea mi mundo.

Unas fotos para la relajación y la paz, y una música acorde con el mar. Que ustedes las disfruten.

martes, 3 de noviembre de 2009

Noche de Halloween

Aunque no tenga muchos años de tradición en nuestro país, sí que se ha infiltrado como otra noche para la diversión junto a los amigos. Fue en casa de unos de éstos donde fuimos invitados junto a un nutrido grupo de brujas, vampiresas, viudas alegres, zíngaras, asesinas, y todo tipo de personajes de ficción en una noche en la que encima había una niebla que le daba más credibilidad al evento.

Pasé un buen rato haciendo fotos, comiendo, bebiendo y terminando la fiesta en el sótano de la casa marcándome unos improvisados de guitarra y piano con mi colega José Manuel, anfitrión de la fiesta, junto a la jefa, Esperanza. No sé cómo me las apaño, pero cada vez que voy por esa casa, termino con una guitarra en las manos, recordando viejos tiempos.

Las chicas fueron las reinas de la fiesta, con unos disfraces estupendos, muy arregladitas todas, a tono con la noche. Y la bebida con la que terminamos casi todos la noche, fue un estupendo mojito bien preparado, que sabía a gloria.

Os dejo con unas fotos de algunas de las chicas, y con una canción de La Unión –Lobo hombre en París.-