lunes, 28 de abril de 2014

Viento y mar con Javier

De momento puedo seguir disfrutando de mi hijo. Se va haciendo mayor, pero aún lo pasa bien conmigo en nuestras salidas. Fuimos a dar un paseo en bici.


Mantenemos nuestra afición por los autorretratos.


Improvisé un recorrido, en el que nos íbamos metiendo por pasajes estrechos, donde a veces la salida era complicada y había que dar la vuelta. En algunas zonas, cada vez en menos, quedan pinos en lo que eran antiguas dunas.


Terminamos por bajar unas escaleras para ir a parar al paseo marítimo.


No esperábamos un verdadero vendaval a ras de un mar inquieto. El flameo de banderas no dejaban lugar a duda sobre la procedencia de ese viento.


Nos fuimos a la arena. Allí se le ocurrió a Javier esta composición.


Y cómo no, aprovechamos para jugar, cada uno a su modo.


Se nos echó la noche encima.


Terminamos en un jardín, antes de regresar a casa.


Wind ...


martes, 22 de abril de 2014

Lloviendo también se entrena



¿Qué se puede hacer un domingo de lluvia, a tres semanas de la prueba del año? Pues entrenar a tope. No quedaba otra. Un chubasquero y a subir con la bicicleta de montaña. El panorama era más bien desolador, ni un solo deportista en la carretera y una vista pasada por agua de Ojén.


Las rampas de los Caracolillos, camino del Puerto de Ojén, se presentaban como un espejo, reflejando cada pedalada, escalando metro a metro.


Me había propuesto llegar hasta el mismo Mirador de Juanar. Tenía que soltar el agua que pugnaba por entrar entre mis labios.


En una carretera totalmente desierta, con viento en contra, cada metro avanzado es un triunfo. La vista aérea denota un desplazamiento por el asfalto.


No creo recordar el aparcamiento del refugio de Juanar vacío. Todo el espacio de árboles y aire fresco para mí.


Seguí empeñado en llegar hasta el mismísimo Mirador. El paisaje seguía siendo de mi total propiedad.


Los 2,5 km que hay desde el refugio hasta el Mirador se hicieron algo pesados por el barro, hundiéndose las ruedas en una tierra que pugnaba por retenerlas.


La cabra que hay en el Mirador, siempre fija, acompañando al único visitante del día.


Mereció la pena llegar hasta allí, a pesar de que habían rachas de viento que hacían peligrar el equilibrio sobre las dos ruedas.


Desde ahí arriba, por encima de los 900 m de altitud, Marbella se ve desde otro ángulo muy diferente al habitual.


El entrenamiento se saldó con un recorrido de 40 Km con un desnivel positivo de 1148 metros. Mereció la pena llegar a casa chorreando, con un perfil más que prometedor.


Eché una tarde completa, en la que tuve tiempo de pensar en muchas cosas, pedaleando en solitario.

lunes, 14 de abril de 2014

30 Km para ver el Castaño Santo


Después de una media maratón hay que tener un descanso de unos 15 días hasta volver a empezar a entrenar, solo se deben hacer cosas ligeras; eso es lo que dice el monográfico de Runners que tengo en casa. Obvia decir que al tercer día ya estábamos corriendo de nuevo, aunque solo fuera por estirar las piernas. Lo de los 15 días es todo un lujo para quienes tienen en cuatro semanas la prueba de los 101 Km de La Legión.

Aprovechamos que algunos miembros del Luna Llena hacían el trayecto de Ronda a Marbella andando, y que los del C.D. Benaoján Sierra y Luz, con los que estamos federados, hacían también un buen tramo, partiendo desde Conejeras hasta San Pedro Alcántara, para ir nosotros desde La Quinta hasta el Castaño Santo; así entrenábamos unos 30 Km y, de paso, Maite y Raúl veían el famoso árbol.

Pasadas las tres y media de la tarde del sábado, dejábamos aparcados los coches en La Quinta y empezábamos a andar Raúl, Irene, Maite y yo; no sin antes haber saludado a los del Benaoján Sierra y Luz que acababan de llegar.


Con el calor que hace a esa hora, la primera cuesta, la que tiene mayor pendiente del recorrido, se coge con calor, pero también con muchas ganas.


No quise cargar de máquina tipo réflex, preferí para la ocasión una compacta que uso para los deportes, por aquello de que se trataba de un entrenamiento serio, no de una mera excursión. En poco menos de una hora ya pasábamos por la casa que hay a mano izquierda, antes del primer merendero.


La cuesta blanca no es tan mala cuando ya va dando la sombra de algunos árboles.


No era cuestión de entretenerse con las fotos, pero sí de que apareciera yo en alguna.


Los tres grupos estábamos en contacto a través del whatsApp, por lo que sabíamos que los que bajaban de Ronda estaban ya en el segundo merendero, así que nos los encontramos de frente, poco antes de llegar allí.


Y la foto de todos reunidos en el camino, salvo el fotógrafo, claro.


Llegábamos al segundo merendero.


Pasando por la sombra de los alcornoques.


Un posado de este trío que tan bien lo iba pasando.


Por fin el cruce para el Castaño Santo.


Foto del binomio.


Luna Llena en el cielo y en la espalda de Irene.


Y el imponente castaño, ahora sin hojas, pero no menos inmenso por éso.


Foto para los niños. Si es cierto que los hijos siguen el ejemplo de sus padres, los nuestros tienen que ser a la fuerza grandes deportistas.


No daba con un lugar adecuado para hacer una foto donde saliésemos los cuatro. Tocó hacer autorretrato con el personal y el castaño de fondo.


Iniciamos el camino de vuelta, conocedores de que la noche se nos echaba encima, formando parte del entrenamiento, ya que hay que acostumbrarse a andar con la luz del frontal.


¿Qué mejor compañía que la de la luna?


Volvíamos a ver el mar, mientras la luz del día desaparecía casi por completo.


Aprovechando la escasa luz tamizada por los árboles.


Las mujeres alumbrándonos el camino.


Yo, en concreto, sigo el rastro de esta luz.


Empezamos a ver los animalitos que aprovechan la tranquilidad de la noche para desplazarse.


Una pequeña serpiente.


También se nos cruzó un ciervo, pero no hubo tiempo material para disparar la foto. Este sapo sí que me dejó hacerle la foto con toda tranquilidad, aunque se empeñara en moverse cuando lo iba teniendo enfocado.


Después de recorrer casi 30 Km a ritmo vivo, hubo que dar el último paseo del día con los perros. Un entrenamiento muy completo.

We belong together ...

martes, 8 de abril de 2014

NUESTRA PRIMERA MEDIA MARATÓN


La primera vez que fui a la consulta de Rosa, mi médico nutricionista, el último viernes de septiembre del año pasado, pesaba 90 Kg. Había empezado a correr y me sentía como si llevara una gran mochila adosada a mi cuerpo. Decidí que para mejorar en esta nueva etapa deportiva, necesitaba ayuda, y por eso estaba allí, escuchando atento los primeros consejos para empezar a adelgazar con salud.

Maite y yo nos habíamos ido haciendo a la idea de participar en la media maratón de Marbella, que se celebra por el mes de septiembre, pero la buena marcha de la báscula y mi optimismo, hizo que empezáramos un plan de entrenamiento para llegar a tiempo y poder inscribirnos en la media maratón de Málaga, el 6 de abril. Y éso fue lo que hicimos este pasado domingo: correr nuestra primera media maratón, estando yo ya cercano a los 52 años de edad.

Los momentos previos a una prueba de estas características son de nervios, dolores de piernas, de cabeza, todo debido a la tensión acumulada. Saldríamos juntos con el compañero Sebastián. Ya andaba por allí mi gran amigo Arturo Reque, el cual había ido sólo con la idea de ayudarme con sus consejos y hacer las pertinentes fotos y vídeos. Nos mostrábamos todos la mar de contentos, a la par que nerviosos.


Éramos más de cinco mil personas las inscritas, así que desde que dieron la salida hasta que pasamos bajo el arco de inicio, transcurrieron casi tres minutos. Con los nervios me entraron ganas de orinar, Arturo me dijo que lo hiciera antes de que dieran la salida, pero creí que se trataría solo de éso, de la tensión, pero no, tuve que parar y apartarme al lado de la carretera sin llevar ni tan siquiera un km corriendo, ahí fue donde ya perdería de vista a mis dos compañeros. Maite fue captada por la cámara, con su gorra blanca corriendo por la parte central, estando Sebas a la izquierda de la toma.


Yo les seguía por detrás y pasaría por ahí como un minuto después. Mi indumentaria era variopinta, con gorra roja, gafas negras y cintas para proteger mis cuádriceps.


Sobre el Km 3 me uniría a un grupo de tres corredoras con las que haría 5 km, ya que llevaban un ritmo parecido al marcado a priori por mí para la carrera. Había planificado perfectamente los tiempos de paso que tenía que hacer por los Km 5, 10, 15 y 20. En los tres primeros tramos, los cumpliría. A la altura del puerto, sobre el km 8, se unió Arturo a mí y ya no me dejaría hasta la entrada al estadio.


En el avituallamiento del Km 5 cometí el error de tomar un gel que habían dado junto con el dorsal. Tengo más que sabido que no se deben hacer pruebas en la carrera, pero en este caso hice una excepción, con el resultado de que el gel era demasiado espeso y mi estómago no lo estaba digiriendo como debiera, así que me dieron molestias estomacales hasta la misma meta. Pasado el Km 10 había que dar la vuelta, cruzándonos los corredores, por lo que estuve pendiente a ver si me tropezaba con Sebas y Maite, como así fue. Me llevaban de ventaja un buen tramo.

Sobre el Km 13 empecé a tener pinchazos en el muslo de la pierna derecha, el recto anterior estaba quejándose. Empezaba mi periplo por el centro de Málaga.


Arturo me animaba para que fuera disfrutando del paisaje, pero yo iba totalmente concentrado en no perder el ritmo de respiración.


El recorrido por el centro de Málaga fue espectacular, tanto como las fotos que iba haciendo mi amigo, mientras corría a mi lado, animándome y dándome instrucciones constantemente. Antes, en el Km 11, ya me había visitado con sus bicis mis amigos Raúl e Irene.


Me acercaba al Km 15 y empezaba a aparecer un muro que puso a prueba mi tenacidad.


Tomé el tercer gel en el Km 15, seguía con las molestias gástricas, pero había que seguir corriendo, sin dar ni un solo paso andando, ese era todo mi empeño. Sobre el Km 16 le daría caza a Sebas, con el que haría ya el recorrido hasta la misma meta.


Empezamos a adelantar a corredores, estaba escalando el muro, solo pensaba en ir devorando asfalto hasta el siguiente Km.


Llevaba dos horas corriendo sin parar y la avenida se hacía interminable. Arturo seguía con las fotos y los vídeos, solo le hacía falta ir cogiendo florecillas para parecer que andaba de excursión, jeje.


Cuando pasamos el Km 19 ya sabía que terminaría. Había que apretar ya el paso para exprimirme al máximo. Maite ya había entrado en meta. Habíamos encarado la parte final, se veía al fondo el estadio y seguíamos adelantando a gente. Por el camino nos encontramos a algunos corredores que tuvieron que ser atendidos e incluso ser evacuados en la ambulancia del 061. Espero que solo quedara en un susto y fuese un ligero desfallecimiento por el calor y la humedad.


El último Km fue el que más disfruté, estaba pletórico.


Y llegamos a la curva de entrada al estadio. Momento culminante.


Justo cruzar la meta, Maite me esperaba. Recogí mi medalla de finalista y nos hicimos la foto.


Ella había empleado un tiempo real de 2 h 11´17" y yo 2 h 23´42". Habíamos cumplido el objetivo. En la clasificación final aparecen 4.588 corredores que terminaron, empleando el último 3 h y 1 minuto. Por detrás mía entraron 168 corredores, que para mí supone una gran inyección de autoestima para correr la próxima, más rápido aún. Por el camino se quedaron 2,6 Kg, según me contó la báscula de casa.

Maite sí que estaba contenta, pletórica por su buen tiempo. Cumplió de sobra el objetivo de bajar de las 2h 15 minutos.


Desde aquí darle las gracias a Maite, por compartir este reto conmigo, a Arturo por estar siempre ahí, tanto en mis exámenes de danes de karate, como en mi primera media maratón, a Rosa por llevarme tan bien en cuanto a dieta, consejos y ayuda, y a todos los amigos que me animan a seguir consiguiendo retos.

Y he querido que esta vez el vídeo musical fuera sustituido por éste que grabó Arturo, corriendo a mi lado, mientras nos acercábamos ya al estadio.