jueves, 13 de agosto de 2015

Río Verde

No siempre apetece bañarse en el mar, igual hay días en los que el agua fresca y limpia de un río te llama. Río Verde me llamó el sábado por la tarde, cuando el sol iba en declive. Nos montamos en el coche y nos dirigimos a Istán, que dejaríamos atrás para bajar al río. Justo a pie de camino nos daríamos el baño, entre aguas todavía bravas para la época en la que estamos.


A esas horas vuelven algunos del campo, de trabajar un rato, aprovechando el paso por el río para dar de beber a los animales.


Yo aproveché para adentrarme río arriba, encajado entre la vegetación y el agua.


Descalzo sobre las piedras tienes el mejor de los masajes.


Libélulas y caballitos del diablo no paran de un lado a otro, teniendo que aprovechar el breve instante en que se posan para poder fotografiarlos.


Cualquier tronco, piedra o raíz hace cambiar la velocidad del agua que busca tierras más bajas.


Puedes ver a alguna araña sobre su tela, a la espera de que alguno de los muchos individuos que pululan por las cercanías, se enreden.


Una vez colmadas las ansias de agua dulce y fresca, no hay nada mejor que tomar unas tapas en la plaza del pueblo cercano, Istán.


Fuente y lavadero, conjunción de diferentes funciones con un elemento común: el agua.


Chorros de agua fresca, sea la estación que sea.


Y seguimos, across the universe.

jueves, 6 de agosto de 2015

Viaje a la luna azul

Toda una leyenda esto de la luna azul, que no es más que la segunda luna llena que se da en un mismo mes; fenómeno que ocurrió este pasado 31 de julio. Quedamos cinco amigos de la montaña para subir a la Cruz de Juanar de noche para observar la luna por encima de nuestra ciudad.

La ida supuso un camino oscuro por la ladera Norte de la montaña, iluminados por la luz de nuestros frontales.


El ritmo de subida fue constante, con alguna parada para leer algún mensaje en el móvil.


Por el Oeste se podían divisar muchas estrellas.


Arriba, en la cima, era constante el ir y venir de personas. Nos encontramos con Carlos Flores, un joven de la edad de mi hija, que conocemos desde que nació; él fue quien me prestó un trípode para poder hacer fotos con estabilidad. Mi hijo andaba entretenido con algún artilugio electrónico.


Paco y las dos mujeres de la excursión donde la cruz.


Y otra foto con el móvil, ahora yo con las dos bellezas.


Al Oeste teníamos una Concha por encima de toda una bahía.


Al Este toda una luna alumbrando la Costa del Sol.


Carmen me prestó un telezoom con el que pude fotografiar a la protagonista de la noche.


Bajamos de la cima por la ladera Sur, ya pasada la media noche. Toda una aventura en muy buena compañía.