domingo, 31 de julio de 2011

Sierra, campo y calor. Mucho calor

Ya se que estamos en verano y que toca calor, pero es que aquí, lejos de la costa, el concepto calor se traduce en otros términos muy diferentes. La temperatura es mayor y la humedad tan escasa que la lengua a veces se me llega a secar. Pues aún así, sabiéndolo, he salido con la bicicleta después de las diez de la mañana.

Me habían indicado una ruta circular bastante interesante. En primer lugar había que llegar a Cuevas del Becerro. Ya nada más empezar, noté que las piernas estaban hoy cargadas, cosa que siempre sucede durante la primera media hora, mientras los músculos se van tomando su tiempo en coger el ritmo de contracción relajación.

Todo el trayecto que va hasta el nacimiento que hay en la parte Sur del pueblo, lo he hecho en plato grande, forzando la máquina. La sombra de los árboles, la humedad del lugar y las dos fuentes de agua tan fresca como cristalina, han hecho que me tomara unos minutos en comerme una barrita energética, ya que no había desayunado nada, y llenar el bidón de agua. Ya había subido el primer puerto del día, El Saltillo.

Poco después de pasar la gasolinera del pueblo, hay una carretera que lleva a Alcalá del Valle y que nunca antes había transitado. Después de un par de kilómetros de buena subida, con un buen piso y un calor tremendo, se encuentra uno con este paisaje.

Aún no sabía muy bien donde me metía. Buscaba volver a través de Arriate, pero no estaba seguro de cómo. Ya el sol picaba de lo suyo y el campo parecía que quisiera poner también su pizca de protagonismo ayudando con un viento ligero, pero en contra, como no puede ser de otra forma cuando uno transita en bicicleta por estos lares.

Sin previa intención, he entrado en la provincia de Cádiz, teniendo que parar antes para que el tren pasara.

Empieza la carretera a bajar hacia un cruce donde se da la alternativa de Alcalá del Valle o Setenil. Elegí este último, claro, ya que sé que de ahí puedo llegar a Arriate. La carretera sigue en descenso y eso me preocupa, porque llevo ciclocomputador y sé a la altura que tengo que volver después. En un visto y no visto, estoy a la entrada de Setenil.

Cojo la carretera de Arriate, todavía quedan dieciséis kilómetros para Ronda. El calor es sofocante.

Suerte la mía, un caño de agua muy fría sirve a unos abrevaderos de piedra. La primera reacción es parar de inmediato y meter la cabeza en este maravilloso caño de agua.

Lo que no logro entender es la de basura que deja la gente por todos lados. Observad las botellas, garrafas de plástico y otros restos plásticos. No hay forma de que se mire por las cosas, por mucha información que salga en todos lados sobre el maleficio del plástico abandonado.

Desde Setenil todo es cuesta, porque hay que llegar al puerto de El Monte, con casi cinco kilómetros de cuesta continua de buena pendiente, sin un mínimo descanso. Y ha pasado algo inesperado, se ha roto definitivamente la cala de la zapatilla izquierda, a unos quinientos metros de coronar el puerto. He seguido pedaleando apoyando el talón, dando traspiés sobre el pedal.

Una vez coronado el puerto, todo es bajada hasta Arriate, salvo un repecho al siete por ciento. Antes de empezar a bajar, me he visto obligado a pedir ayuda para que me recogieran en Arriate, ya que subir desde allí a Ronda, con más tráfico en la carretera, subiendo sin poder llevar anclado el pie al pedal, es demasiado riesgo; un desequilibrio podría suponer que alguien me atropellase al intentar adelantarme. No me agrada la idea de no terminar la etapa pensada, pero por una vez la razón se ha impuesto. Así que por seis kilómetros que quedaban a casa, he subido la bici al coche y no me he jugado la vida.

Bueno, como regalo de cumpleaños tenía pensado retirar mis viejos zapatos de ciclismo, y voy a tener que adelantar las cosas unas semanas. Algo más de 43 Km tampoco ha estado mal como entrenamiento, teniendo en cuenta que entre pitos y flautas me he chupado tres puertos.

Las fotos he tenido que hacerlas con el móvil, a falta de mi cámara de aventuras. La calidad es inferior, pero sirve para mostrar lo que digo.

Quiero aprender de ti …

http://www.youtube.com/watch?v=1SW_pGePxSg

Pegado a la madera


Pegado a la madera, al calor, a la vida. A veces te quedas quieto, no te atreves a abandonar lo seguro y, cuando das el salto, no siempre encuentras el otro lado; así que vuelta a subir.

Quiero permanecer al sol, pegado a lo mío, sin moverme, recargándome. Me siento con ganas de vivir, de querer a quien me quiera, de soñar con aire y verde, de ver a mis hijos cada día de mi existencia.

Llevo un tiempo ávido de música, necesitaría aislarme y componer algo que nunca haya compuesto; música, solo música; ninguna letra penosa, que normalmente termina en una canción sosa que irá a parar al olvido como todas las que he escrito a lo largo de mi vida.

Siento la necesidad de crear, sonido o imagen, aislados, sin contaminarse el uno al otro.

Navegando por youtube, de vez en cuando se da con alguna joya como la que hoy os pongo.

lunes, 25 de julio de 2011

Ruta de la pasa

Buena excursión ciclista la de este pasado domingo. Pasamos en un recorrido de 73 Km por los pueblos de Chilches, Torre del Mar, Vélez Málaga, Benamargosa, Cútar, El Borge y Almáchar. Durante las algo más de cuatro horas que estuvimos sobre la bicicleta, consumí más de 4.000 calorías, que se dice pronto.

Salíamos pasadas las ocho de la mañana, mi colega Miguel Ángel y yo, desde su casa en Chilches, con un día que prometía calor del bueno. En un rato, dándole caña a las bicis para calentar piernas, entrábamos en Vélez Málaga.

Nos metíamos ya camino de Benamargosa. La carretera es un continuo tobogán, con subidas cortas y empinadas. Alguno empezaba victorioso.

Al poco pasábamos por la pedanía llamada Triana.

Seguimos de repechos, con el sol empezando ya a calentar.

Sevidor iba todavía fuerte, subiendo con entereza las rampas que iba encontrando por el camino.

Y llegábamos al primer pueblo, desde donde comenzaríamos el puerto del día.

Los dos primeros kilómetros del puerto son duros por mantenidos, pero sin pasar del 7 por ciento.

Nos quedaban siete kilómetros para Cútar, con el sol ya pegándonos en la espalda.

Al final pasamos por el pueblo, sin entrar en él, para continuar camino hacia la cima.

Veinte minutos después coronábamos el puerto.

Los primeros dos kilómetros de bajada hubo que hacerlos con sumo cuidado, ya que la carretera es muy estrecha, empinada y sinuosa hasta llegar a El Borge, donde en una de sus fuentes me pegué una auténtica ducha con pañuelo y gafas incluidas. Estaba asado de calor. Lo del pañuelo en la cabeza evita que se metan insectos en el pelo, entre las aberturas de ventilación del caso.

Como buen presumido que sigue siendo uno, tocaba foto con el pueblo al fondo, sacando pecho e intentando disimular barriga, ésto último bastante complicado, pero oye, no salió del todo mal la foto.

Llegábamos a Almáchar y empezaban de nuevo los toboganes. Pasado el pueblo se pone la carretera cuesta arriba con un amenazante 8 por ciento.

Después de una parada técnica en una gasolinera para repostar, aunque no fuese gasolina, si no agua para los bidones, cogimos una estrecha carretera entre huertas para salir a las afueras de Torre del Mar y volver a casa, con viento en contra, por supuesto. Bueno, antes de llegar a la gasolinera sentí un dolor agudo de pinchazo en el costado derecho, me había picado un insecto, aún no sé cuál, pero seguro que no era ni avispa, ni abeja, probablemente algo más ponzoñoso, como podría ser una araña. Todavía tengo las tres señales marcadas, aunque ya no me pincha.

Primero una buena ducha, después comida y siesta, y otro fin de semana bien aprovechado, esta vez gracias a la hospitalidad de Miguel Ángel y Montse.

Algo de country, ya que anduvimos por las montañas.


sábado, 23 de julio de 2011

Ante el ocaso


El atardecer hipnotiza, entre otras cosas porque dura más que el amanecer, donde el sol sube rápidamente quemándolo todo. Sin embargo cuando se va, lo hace de forma pausada, como la caricia lenta de un enamorado.

En el momento que capté esta foto, el muchacho escuchaba música a través de sus auriculares, con los pies colgando sobre más de cien metros de altura. Se abandonó mientras veía el sol caer.

domingo, 17 de julio de 2011

Batida


Batida, que no patada, la que doy a veces para salir huyendo de mis intenciones. Un baño ¿relajante? no con mi hijo, lo llamaría más bien divertido, deportivo, o cualquier otra cosa. Hacemos fotos, nos sumergimos a la par en el agua y distorsionamos la realidad.

Al final, ya rendidos de tanto juego, le decimos adiós al sol, delante de una maceta florida y con los árboles al fondo. Hemos apurado bien otro día.

Hoy me quedan tus momentos ... (Mi lamento, preciosa canción de este cantante capaz de escribir cosas tan románticas como ésta.)

jueves, 14 de julio de 2011

Cariño


Aquí donde lo veis, tan pequeño y gracioso, a su corta edad ya demuestra afecto a todo aquel que le cuida. Es compañero de juegos, mimoso, atento, despabilado como él solo.

A veces nos empeñamos en una empresa que siempre sale mal, lo volvemos a intentar y nada, no arranca. Y es que una persona nace con unos rasgos y muere con los mismos, y por mucho que intentes mejorarlos, no lo consigues.

Me siento a veces más querido por este animal y sus compañeras que por otras personas. Pienso y digo que, de la forma que me mira mi perra Dana, mi negra, nunca me ha mirado mujer alguna. Es un amor sin condiciones, sin reproches, sin excusas ni evasivas; ella solo pide una caricia, un paseo, algo de agua y un poco de comida.

Este pequeño grandullón ha sabido ganarse un sitio en ese hogar del que cada vez me siento más extranjero. Vivo en tierra de nadie.

Me tengo que repetir aquello de -don´t think twice, it´s alright- que cantaba Bob Dylan.

domingo, 10 de julio de 2011

¡Qué calor y qué me pesa la panza!!!!

Jornada ciclista con Miguel Ángel, que ha tenido el detalle de venirse desde Chilches para acompañarme a dar pedales, pasar calor y hacerme fotos. Bueno, todo no han sido penas, que luego nos hemos puesto bien de espaguetis con tomate y atún, para recuperar.

Habíamos quedado por el camino. Yo saldría desde Ronda y arrancaríamos los dos camino del puerto de Montejaque. El día prometía calorcito, aunque todavía no era muy fuerte. Charlando un ratillo, cuando quisimos darnos cuenta ya íbamos camino de Grazalema.

Desde el cruce hay un par de kilómetros de buena cuesta, luego se convierte la cosa en continuos toboganes hasta el puerto de Los Alamillos.

Una vez arriba hay que bajar para terminar con un buen repecho hasta el pueblo. Nosotros nos hemos quedado en la fuente romana que hay justo al inicio. Ahí he llenado los dos bidones y hemos repuesto energía, yo con una barrita energética y él a la antigua usanza, con un plátano. La pinta que tengo en esta foto hace que parezca más un motorista de los de película de Harley, que un ciclista. ¿No me voy a cansar, con esta pechá de kilos que me sobran?

Hay un letrero en la fuente que dice que el agua no está tratada para el consumo humano. Lo que no saben es que bebo directamente hasta de los riachuelos; vamos, que debo tener todavía por ahí una foto bebiendo al lado de una vaca, los dos del mismo agua, antes de llegar a Trevélez, en una travesía que hice por la sierra de jovencito. De momento no me ha entrado un apretujón de tripas; vamos bien.

Como suele ser habitual, mi compañero no facilita las cosas, así que en vez de subir al pueblo por la carretera normal, cortamos desde la fuente hasta pasada la plaza del pueblo, por calles que dan miedo andando, imaginaos subiéndolas en bicicleta. Pues sí, rampa viene y rampa va, con el corazón en la boca, y para rematar la faena, repecho al 11 por ciento.

Vamos bordeando el pueblo, camino del Boyar, con una subidita por el lado del mirador, al 9 por ciento, para continuar al 5 y 6 sin descanso alguno.

La vista es preciosa, pero yo no le quito ojo a lo que queda por subir, notando un más que desagradable calor en todo mi cuerpo.

Esto ya deja de ser algo bonito para convertirse en algo peligroso. Ya marca el ciclocomputador 44,9ºC, es momento de plantearse seguir o dar la vuelta. Voy a llegar cerca de un pequeño parque de juegos, en sombra, y se decidirá lo más inteligente. Fijaos en la carretera que voy dejando detrás. Pues sigue así por delante durante muchos kilómetros.

Hemos optado por lo mejor en este caso para mí, damos la vuelta y otro día se intentará la ruta que habíamos planteado en principio. Vuelta a Grazalema, bajada y nueva subida al puerto Los Alamillos, pero ahora por la otra vertiente. Giro camino de Ronda, hasta la venta El Hondón, en la carretera de Sevilla, donde estaba el coche de mi colega.

El tubo de cerveza que nos hemos tomado en la venta, ha entrado del tirón. ¡Qué sed! Al final nos ha dado tiempo hasta de ver el final de la etapa del Tour. Creo que las algo más de tres mil calorías que he consumido para hacer los 55,2 Km, las tengo ya casi recuperadas; vaya plan.

Como dice Fito, viene y va

sábado, 9 de julio de 2011

Entre dos aguas

Esta foto me gusta mucho, es un auténtico autorretrato, pero que a diferencia de lo habitual, éste es de un dúo, padre e hijo nadando entre dos aguas.

Nos sentimos de maravilla en el líquido elemento, volviendo a descubrir una y otra vez que solo el miedo es el que hace que uno se vaya al fondo; la tranquilidad de espíritu es la que nos mantiene a flote.

Hoy dispongo de un cielo del mismo color que el agua de la foto, así que saldré a recargar mis pilas solares.

Os aconsejo oír la música que hoy dejo. Este hombre marcó una etapa de mi vida, cuando empezaba a trastear con una guitarra y soñaba con poder tocar como él, supongo que como tanta gente. El caso es que ha sido y sigue siendo único con una guitarra en sus manos.

sábado, 2 de julio de 2011

Cosas buenas


Estamos en racha y quiero que dure mucho. Teresa trabajando, Javi ha aprobado el curso con buenas notas y se acaba de sacar el cinturón verde de karate. Parece que este mes que acaba de empezar ya está resuelto en cuanto a trabajo, estamos sanos, podemos comer cada día y la playa sigue siendo gratis. Todo bien.

Mi vida sigue discurriendo por donde ella quiere, pasa de mí por completo, no cuenta para nada con mi parecer. Yo la dejo a su antojo, seguro que a algún lado me lleva; tampoco me preocupo mucho, total, para tres días que voy a andar por aquí, no voy a ponerme con tonterías a estas alturas.

Estoy escuchando canciones de Supertramp, así que eso es lo que toca hoy. Bueno, la foto ya sabréis que es de los dos karatekas en activo de la familia.