viernes, 20 de enero de 2017

Pedalear a bajo cero

No había tenido la experiencia de pedalear con temperatura negativa, hasta el pasado domingo 8, que quedé con Miguelange y Juan para hacer una interesante ruta.


El perfil, como siempre, poco llano, mucha subida y bajada.


Bicis preparadas. Hacía tanto frío que supuse que con un solo bidón me sería más que suficiente, aunque sepa que hay que hidratarse siempre. Acostumbrado a la costa del sol, se me olvidaron en casa los cubrebotas para el frío. Menos mal que llevaba casualmente unos guantes polares en la mochila, que si no, capaz de perder hasta las uñas de las manos, de frío que hacía.


El termómetro marcaba -2ºC y el paisaje que teníamos por delante era de una espesa niebla que apenas dejaba ver la carretera.


Salimos del hotel restaurante Paneque, dirección Villanueva del Trabuco, que la atravesábamos en apenas 5 Km, para dirigirnos a Villanueva del Rosario, en el Km 10 de nuestra ruta. Seguimos por una carretera estrecha y con mal piso, por la que haríamos unos pocos de Kilómetros hasta llegar a la altura de Las Pedrizas, donde nos encontramos con un rebaño de ovejas que ocupaba toda la calzada.


En el Km 19 empezaba lo interesante, con sus rampas al 13 por ciento, como les gusta a mis compañeros, para entrar en calor de verdad.


Tuvimos tiempo de hacernos unas fotos en un descansito para tomar una barrita, plátano, o lo que llevaba cada uno.



Aquí con mi amigo Juan, un gran e incansable escalador.


Y aquí con Miguelange, al que el llano parece que le da alergia.


Lo que me gusta de la bici, es el disfrute de tan magníficos paisajes. Aquí aparece La Maroma por encima de las nubes.


Tocaba subir y subir, para luego jugar en los toboganes por los alrededores de Alfarnatejo y Alfarnate, antes de iniciar el puerto de los Alazores.


Desde ahí y hasta Paneque, tocaba bajar y llanear a plato, dejando la carretera que lleva a Loja, para coger el desvío a una que discurre paralela al río Guadalhorce, estrecha y con curvas rápidas.


Otros 63 Km disfrutando de la bicicleta, con dos buenos amigos.

En esta ocasión no llevé la cámara de fotos compacta, pero sí la Gopro que me ha regalado mi hija, así que grabé el inicio de la ruta, donde el frío se puede respirar.


Y como esto no puede terminar sin música, aquí lleváis una canción antigua, pero con una marcha impresionante; con una palabra que habría que tener siempre en cuenta: Dignity.


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