miércoles, 13 de septiembre de 2017

Mi primer ciclón

Regresé a La Habana el jueves 31 de agosto por la noche, y en menos de dos semanas aquí, ya he vivido mi primer ciclón, de nombre Irma, de máxima categoría. Una dura experiencia para inaugurar el puesto de jefe de servicios técnicos del primer hotel 5* GL de Cuba.

El sábado por la tarde empezó a alternarse viento fuerte con lluvia.


Las olas saltaban como unas verdaderas campeonas olímpicas de la Naturaleza.


La calle se quedaba desierta; iban pasando los rezagados, camino de casa. Cualquier medio de transporte es válido, mientras tenga ruedas.


Esperando la oportunidad de coger a un cliente con temor de llegar tarde a casa, antes de que Irma apareciera con todo su esplendor.


Parque Central, siempre tremendamente concurrido, aparecía vacío.


Eolo iba mostrando sus intenciones.


Superficie rizada de agua.


Después de una noche con serios problemas para mantener el hotel en las mejores condiciones, salí a revisar el exterior. La soledad era evidente en la despedida de la oscuridad.


No se respetó la más elemental de las señales de circulación, tumbándola sin remedio.


El Gran Teatro de La Habana tampoco fue respetado, maltratando una de sus esculturas.


La sonrisa es lo último que hay que perder; no conozco otra forma de poder animar a los demás ante una desastrosa noche de lluvia y viento.


No se podía estar más contento, a pesar de no haber pegado ojo en toda la noche; por fin volvíamos a tener electricidad propia. Así que director general, subdirectora y jefe de servicios técnicos tenían más que motivos para sonreír y bromear.


Desde luego que fue una noche dura ...


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