jueves, 2 de mayo de 2019

Historia de un nacimiento

Al pasar de cierta edad, uno deja de hacer planes, simplemente se limita a vivir tal como le va llegando la tarea. Un día me llamaron para que viniera a revisar las instalaciones del primer hotel de gran lujo que se abriría en Cuba; el tiempo sería de quince días. Luego se prolongaría un mes más, durante el cual se me planteó quedarme un año trabajando aquí. Son dos años ya desde la primera llegada. Dos años que han sido otra vida, culminando con el nacimiento de mi tercer hijo, fruto de una bonita relación hispano-cubana.

El primero de mayo es una fecha muy especial en la vida de Cuba, con una marcha en honor de los trabajadores, siendo un día festivo. De madrugada empiezan a agruparse las personas y colectivos que van a desfilar, todo ello en la avenida denominada Paseo. A las cuatro y cuarto de la madrugada soltaba Zenia el tapón mucoso y me avisaba de ello. Fuera de la cama, vestirse y para la calle en busca de un taxi; después de intentarlo varias veces en 23, nos para uno y le decimos que vamos para el hospital, para lo cual tenemos que atravesar por Paseo. Se pueden imaginar la de explicaciones que tuvimos que dar para que los agentes encargados de la seguridad de la marcha, nos dieran paso entre la multitud de personas que a esas horas ya se iba congregando. Todo esto a las cinco de la mañana.


Al final, y después de dar unos cuantos rodeos, conseguimos llegar al hospital. Tocamos en el cuerpo de guardia, en urgencias, y nos salió una enfermera a la que explicamos lo que sucedía. Llama al médico de guardia, examina a mi morena y dice que no tiene contracciones, que de vuelta para casa. Pero cómo, si ya no puede pasar ni un solo vehículo; pues a pie, cargando con la bolsa y la maleta; un paseo de un kilómetro y pico. Subir las dos plantas sin ascensor y a echarse a dormir un rato. Más de las diez de la mañana de un día algo nublado; a estas horas se ha tenido que terminar ya la marcha.


Hora de volver al hospital, porque ahora sí empieza a aparecer alguna que otra contracción. Esta incipiente vida sobre un gastado y viejo tronco, parece anunciar una nueva vida.


Esta vez fuimos precavidos y almorzamos antes de entrar al hospital, en un lugar económico, pero de comida decente en moneda nacional.


Para calmar algo los nervios, inevitables en ciertas circunstancias, me entretuve haciendo alguna foto mientras llegaba la comida.


Otra vez para urgencias. Ahora sí le ponen el monitor, pero no se refleja contracción alguna, que prediga la inmediatez del parto.


Son casi las dos de la tarde, sí que observa el médico, la pérdida continua de líquido, así que para arriba, que nos busquen una habitación ya. Aterrizamos en un cuarto donde otra mujer está a la espera de que le venga la hora de parir. La acompaña su mamá, una mujer afable con muy buen sentido del humor. Con la conversación se hace menos pesada la espera.


Ay, que la cosa empieza a ponerse seria. Llega la hora de poner de nuevo el monitor.


Ahora sí empiezan a darse con regularidad las contracciones. La doctora decide que hay que volver a hacer un reconocimiento de la nueva situación.


La mamá de nuestra vecina sigue esperando a que su nieto decida ponerse en marcha.


Son las cinco menos veinticinco, hay que coger camino de la sala de prepartos. Ahí no puede entrar ningún varón, así que a esperar noticias. A las seis se hizo la luz, cuando me llamaron para ver a la mamá con el bebé. En ese momento me vino simultáneamente el llanto y la risa. Me pareció el niño más bonito del mundo, igual que sucediera en ese mismo momento con sus hermanos.


Luego vendría una espera de casi cinco horas, hasta que mamá y bebé subieron a la habitación asignada. La noche pasó a trompicones, entre sueños y tomas de pecho; acompañados de una plena felicidad.

Mi agradecimiento a todos los profesionales del Hospital Materno Ramón González Coro, también a los del consultorio y policlínico de La Habana Vieja, donde hemos hecho hasta amigos. Y en general a todo el que nos ha atendido para que saliera bien esta aventura, de principio a fin.

Duerme, duerme negrito.

6 comentarios:

  1. Me encanta la Historia del nacimiento de tu bebè. Muchas Felicidades Orfilooo

    ResponderEliminar
  2. Muchas felicidades a los dos, salud y amor para el bebé

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena y salud para todos!!! Nos vemos por España

    ResponderEliminar
  4. Pues te cuento q me ha encantado la historia tuya. Toño bienvenido al mundo de tú padre q es bello ante sus ojos. Gracias amigo por enseñarme a ver la vida de otro modo y más por compartía con tus amistades. FELICIDADES!!!!!!!

    ResponderEliminar
  5. Bella historia Orfilo y verdadera, así es la cosa! Me ha hecho tener mucha nostalgia de Cuba! Bendiciones para los tres y cuida mucho de tu nueva razón para seguir, luchando, viviendo, disfrutando y hasta exaspera pero eso es La Vida!! 💋❤️

    ResponderEliminar