martes, 6 de agosto de 2019

Un día en Arriate

No pude rechazar la oferta de pasar una jornada completa en Arriate, uno de los bonitos pueblos de la Serranía de Ronda. Cogí el coche y para arriba, aprovechando para beber en la fuente de la casa de los camineros.


Son muchos los motoristas que usan la carretera de Ronda, por lo atractiva que resulta por sus innumerables curvas.


En el pueblo hace mucho calor al mediodía, son pocas las personas que verás por las calles, saldrán más tarde, con el frescor del atardecer.


Después de tomar unas cervezas y unas tapas auténticas de la serranía, paseo camino de la piscina municipal para aplacar las calores.


La estrechez de algunas de sus calles obliga a poner discos de espejos para ver al otro lado.


Impresionante vista de los tejados y fachadas, al uno y otro lado.


Farola y torre de la iglesia.


Ya dentro del recinto de la piscina, hay un bar donde sentarse un rato antes de decidirse a entrar en el agua. Solo un brezo separa la tierra del agua.


La piscina está rodeada en su perímetro por preciosos rosales. El agua está bien tratada y el ambiente es alegre.


Dentro del bullicio, hay quien prefiere la lectura.


El sol es tamizado por frondosos árboles.


El río Alcobacín lleva en esta época poco caudal, lo que no quita que sea apreciado por la vida que da al entorno.


La vuelta la hice ya de noche, aprovechando una parada para captar este entorno de apariencia lunar.


El lugar es el más alto de la carretera, y el más estrellado.


Un día de estos...


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