El deporte es algo que inculcó mi padre a todos sus hijos, y ahí seguimos. Lo mismo he hecho con mis dos hijos, ayudándoles a dar sus primeros pasos en aquello que requiere de ciertas habilidades y equilibrio, llámese esquí, bici o karate. El benjamín de la casa ya está en ello, su hermana ya lo superó, salvo el karate, pero se inició en el judo.
Ayer mi hijo vino conmigo, cada uno en su bicicleta, hasta Puerto Banús. Era tal su carilla de felicidad y orgullo al ver que estaba allí el edificio de El Corte Inglés, por lo que representaba una distancia que siempre había recorrido en coche, por lejano, que no pude resistirme de hacerle una foto con el teléfono móvil; posando él todo feliz por las aventuras vividas por el camino, donde tuvimos que pasar bajo el puente de Río Verde, circular por alguna vereda y calles con coches. Fue otro día señalado, ya que a partir de ahí podremos salir los dos juntos en bici a hacernos un recorrido de quince kilómetros, con las mejores vistas de paisajes marinos. Espero poder seguir siendo capaz de subir a Istán, el día que él quiera que le acompañe, en un futuro no muy lejano.
Hoy puede ser un gran día.
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