martes, 19 de octubre de 2010

Montejaque y Benaoján en bici

Mi licencia federativa de ciclismo es de cicloturista, así que hoy, fiesta en Marbella, he ejercido de turista sobre mi bicicleta. Siempre conozco el sitio de donde salgo, pero no suelo saber qué camino terminaré por decidirme a coger. Hoy ha sido uno de esos días, tenía pensado coger la carretera de Sevilla para desviarme a Grazalema, pero no, el final ha sido otro.

Pasadas las diez de la mañana cogía la carretera que va de Ronda a Sevilla, con una suave bajada durante algunos kilómetros, con la garganta helada de frío, que no me duraría mucho, ya que pronto empezó la carretera a ponerse cuesta arriba de forma continua. El paisaje que iba encontrando era bien hermoso y terminé por apearme un momento para sacar una foto.

Seguí recto, y en un momento dado me encontré con un cartel indicador de desvío hacia Montejaque y Benaoján. No lo pensé dos veces, miré hacia la izquierda y adiviné una carretera comarcal de ensueño, de esas que tanto me gustan y de las que tan poco he podido disfrutar. Así que cogí un solo carril estrecho entre encinas, subiendo durante dos kilómetros disfrutando de las vistas y padeciendo la pendiente que no bajaba del siete por ciento, llegando hasta el nueve para castigo de mis piernas. Y es que como decía aquel anuncio de agua mineral –no pesan los años, pesan los kilos- y yo de esto último tengo unos pocos de más. Una vez arriba, la cosa cambió con una bajada muy agradecida.
Claro que después de bajar, siempre toca subir, pero en esta ocasión solo se trataba de un trecho de menos de un kilómetro.

De nuevo descender dejando a la derecha como un desfiladero en el que pude ver una pequeña presa ya en desuso.


Más bajada, ya iba quedando poco de esos siete kilómetros que ponía en el desvío hacia Montejaque.

Al final ya pude adivinar el pueblo de donde era originaria mi abuela paterna, solo había que continuar bajando.
Pasé por el pueblo y cogí la carretera que me llevaría a Benaoján en muy poco tiempo, ya que solo dos kilómetros los separan.

Al llegar divisé una fuente, entonces decidí parar para llenar el bidón de agua. Aquí vino el pequeño contratiempo de la jornada; no podía sacar el pie izquierdo del pedal, la cala se giraba y no salía, y es el pie que siempre pongo primero para bajarme, así que no ha habido más remedio que sacar el derecho y apoyarme sobre un coche aparcado para ver qué sucedía. Un tornillo de la cala se había soltado por el camino y ésta estaba casi suelta de la zapatilla. Después de maniobrar de todas las formas posibles con el pie, conseguí sacar la zapatilla del pedal. Apreté el único tornillo que le quedaba y me fui directo hacia un taller que estaba cercano. El chaval se portó bien, me buscó un tornillo al que tuvo que cortarle un trozo de la parte de la rosca. Sirvió el arreglo lo suficiente como para poder continuar con ciertas garantías de seguridad. Saliendo del pueblo, ya camino de la carretera de Sevilla para volver a Ronda, encontré una vista muy bonita del pueblo, desde el Sur.

Y casi desde el mismo sitio, aproveché para sacar una foto de la estación, mientras pasaba un tren, paralelo al río Guadiaro.
Ahora empezaba un calvario desconocido para mí. Me esperaban nueve kilómetros de toboganes con subidas duras de hasta el nueve por ciento. Los últimos dos kilómetros son un castigo permanente para las piernas, ya tenía calambres en los muslos y la pendiente no bajaba del siete por ciento. De nuevo me había deshidratado, para no perder la costumbre. Llegué al cruce tan deseado, ya solo quedaban unos tres kilómetros más hasta Ronda, con pendientes del dos y tres por ciento, nada en comparación con lo que ya llevaba encima.

Al final llegué al destino, con los muslos acalambrados, pero nada que no se quitase con una buena ducha caliente. La aventura ha salido por algo más de 42 Km, una mañana muy entretenida y un puñado de fotos hechas por mí, ideándomelas para salir hasta pedaleando. El ciclocomputador indicaba que se había subido alguna rampa al once por ciento, con razón …

Será que me habré hecho mayor …

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