Afortunadamente tengo una gran memoria histórica, pero de las cosas buenas, esa suerte la mía. De este hombre tengo muchos y muy buenos recuerdos, desde que de niño ocupaba el patio de su casa, dando balonazos en compañía de sus hijos en interminables partidos de fútbol.
Aún oigo su voz de tono cariñoso, sus explicaciones sobre cualquier tema, ya que aparte de tener una inteligencia poco común, era una fuente de conocimientos de cualquier materia. Su camino siempre fue recto, con paso marcial, valiente, sin dejarse llevar por los vaivenes políticos que tenía que soportar en su importante puesto como funcionario.
Ha marchado un hombre al que siempre he respetado y admirado, y que ya siendo yo adulto consideré mi amigo. Hasta luego, José Luis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario