domingo, 21 de noviembre de 2010

Fiesta del conejo

Creo que cada vez me gustan más los pueblos pequeños. Hace algunos días que me llamó mi colega Miguel Ángel para decirme que en Parauta se celebraba la fiesta del conejo y que se venía para acá con todas sus mujeres, es decir, la señora y las tres niñas, así que si quería podía apuntarme al evento. Y así lo hice.

Parauta es un pueblo de la serranía, entre castaños y olivos, autosuficiente como todos los pueblos serranos, acostumbrados a sobrevivir con su producción agrícola y ganadera.

Con buen criterio, el día de la fiesta no dejaban bajar los coches al pueblo, así que tocó aparcar por el camino, como mejor se pudo. Después tocaba un agradecido paseo bajando al pueblo.

En el polideportivo montaron una gran carpa llenita de mesas, y en el exterior habían puestos donde se vendían desde quesos y vino, hasta pequeños juguetes y complementos para vestir. En fila india fuimos entrando bajo el arco puesto para la ocasión.

El plato fuerte de la fiesta era un arroz con conejo que todos pudimos degustar. Como buena fiesta que se precie, no podía faltar la música, como un grupo de verdiales.

Un momento muy emotivo fue cuando se homenajeó al anciano del pueblo, con noventa y nueve años cumplidos, casi nada. La apariencia del abuelo, con buen color y mejor humor, indica que pasará de largo el siglo. Me encantó el respeto y el cariño de todos hacia el anciano del pueblo, en unos tiempos en que la expresión aquella de –respeto a los mayores- tan mal aprendida tienen tantos jóvenes.

Después del buen yantar y del buen beber, fuimos a dar un paseo por el campo, dejándome alguna presumida paloma retratarla tranquilamente, mientras tomaba el sol encima de un palo.

De regreso a la fiesta nos encontramos con una función teatral infantil, donde un grupo representaba escenas de Walt Disney. Los pequeños estaban encantados, y algún mayor también disfrutó de lo lindo.

Terminó el teatro y tocaba dar una vueltecita por las calles estrechas con sus casas pintadas de blanco.
Algo que me va gustando es el cuidado que se va teniendo por conservar las cosas auténticas. Esta papelera empotrada en un muro de piedra no entorpece el camino ni está fuera del entorno rural.
Se estaba haciendo de noche y había que volver. Fue un largo y bonito día. Este Miguel Ángel siempre tiene buenas ideas. Escalera y caminito del coche.

El caso es andar ...
http://www.youtube.com/watch?v=7zS1d_OJ0V0&feature=related

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