domingo, 5 de junio de 2011

Marcha al Castaño Santo

Siempre me dejo convencer cuando se trata de pegarse una buena paliza. Esta vez Chacón ideó una marcha de 33 Km, que partiría desde el club de golf de La Quinta para llegar al Castaño Santo, tomarnos unos bocatas y volver de noche; se ve que le ha cogido el gustillo a eso de caminar con el frontal, en la más absoluta de las oscuridades, desde que hizo los 101 Km de La Legión.

La aventura comenzaba sobre las cinco y veinte de la tarde. Siete aficionados al deporte empezaban a andar con muchas ganas de divertirse dando un paso detrás de otro entre pasiajes más que bonitos. Cinco minutos no habrían transcurrido cuando ya se pasaba por el puente que salva el Guadaiza.

Lo peor de todo, tanto en ciclismo como a pie, es empezar con una gran pendiente. Ahí empecé a sudar de verdad, todavía con el organismo templándose.

Poco antes de una hora ya pasábamos por una casa de campo, a pie de camino, donde siempre hay perros que saludan a su modo.

Voy cargado con la cámara réflex, la más liviana de las dos con las que cuento, pero viendo esta foto, creo que merece la pena el esfuerzo que supone medio kilo más colgado al cuello.

Cuando quisimos darnos cuenta y después de tres horas y media de andar a buen paso, llegábamos al Castaño Santo. Todo el personal soltó el macuto y se puso a retratar al famoso coloso.

No pude evitar la tentación de inmortalizarme con mi camiseta del Zen, teniendo cuidado de no dañarlo, sobre el castaño.

Había que sacar la foto de grupo, aunque no pude salir por falta de trípode y de algún otro excursinista que pudiera hacérnosla a los siete componentes. De izquierda a derecha aparecen Mariano, Antonio, Antonio Urda, Josefina, José María y Andrés.

Después ... a comer, con mucha alegría.

Para mis lectores que nunca hayan visitado tan singular castaño, os muestro las raices que afloran sobre el terreno.

A las diez menos cuarto de la noche cogíamos de nuevo el caminito. Ya se estaba echando la noche encima.

De esta guisa había que bajar, linterna en frente.

Y para haceros una idea de lo que se veía, aunque la foto sea la lógica movida, pero que aún así me gusta por el efecto del movimiento y la total oscuridad, echadle un vistazo a ésto.


A la una menos cuarto de la madrugada, tres horas después de salir del castaño, volvíamos a casa en coche.

No encontramos ni sombra de la luna.


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