martes, 30 de agosto de 2016

Primer día en Toledo

El pasado martes 23 iniciábamos viaje a Toledo, llegando ya casi de noche. Desde nuestra habitación, ésta fue la primera vista que tuvimos de la ciudad.


Dicen que traen buena suerte, pues nosotros nos topamos nada más llegar con esta salamanquesa, o sea, que fuimos afortunados.


Salida a cenar, a esas horas ya solo van quedando rastros de luces.


El miércoles empezaba la primera visita turística a fondo. Subiendo la primera cuesta paralela a la muralla ubicada al Nordeste de la ciudad, encuentra uno esta ventana al río Tajo.


Una antigua noria rodeada de patos.


Un descanso para beber agua.


Una puerta a la luz. Bajando las escaleras al otro lado, se encuentra una estatua de Miguel de Cervantes.


En cada ciudad que visito siempre hay algún rumano tocando el acordeón. Ya me ocurrió en Núremberg, y aquí no iba a ser menos. Colaboramos la familia, entre otras cosas porque toca el hombre bastante bien.


En cualquier rincón puede aparecer una pareja de enamorados.


Visitamos una exposición sobre Leonardo da Vinci, en un edificio en cuyo sótano se encontraban unas antiguas mazmorras.


El turismo asiático es abundante en la ciudad. Nos pilló visitando los alrededores de la catedral.


Una tienda ideal de lámparas.


Curioso el museo sobre los caballeros templarios. Leí todo lo que había allí sobre ellos. A tenor de las espadas que manejaban, tenían que ser unos hombres fortísimos. Aquí aparece uno de sus sellos.


Palomas no faltan en ningún lugar. El batir de alas es rápido.


Vuelta al hotel por la calle Real del Arrabal.


Carricoches de colores, sillas y madres esperando en el parque.


Bonita lámpara de cristales de colores en uno de los pasillos del hotel.


Este día tocó cenar en el magnífico restaurante con el que cuenta el hotel María Cristina.



No hay comentarios:

Publicar un comentario