viernes, 5 de agosto de 2016

Subida al Mulhacén. Tramo Refugio de Poqueira-Capileira

Vuelta a Capileira, esta vez siguiendo la ruta que pasa por La Cebadilla.


En literas de ocho, cuatro por planta, durmiendo con cuidado de no darle un codazo o una patada al de al lado, aumentando la precaución en el caso de que tengas alguna vecina, hace que los ojos los abra uno a una hora muy temprana.


Esto tiene sus ventajas y, es que puedes ver las primeras luces del amanecer.


Coincidimos con los chavales de la ruta Quetzal, que pasaron la noche en el exterior, madrugando mucho para coger rumbo a Mulhacén, o al menos eso creímos por el camino que tomaron.


El horario de desayuno es de 6 a 9 de la mañana. Es muy abundante y variado. Dimos buena cuenta de él.


Pasadas las ocho y cuarto, decíamos adiós al refugio.


Queda una bajada bastante pronunciada hasta el río.


Primer cruce, perfectamente señalizado.


Otro tramo pendiente, con el sol ya amenazando.


Una hora y ya estamos sobre el río.


A estas altura ya hubo quien necesitó un momento Zen, como el amigo aikidoka Baldo.


Miguel quiso inmortalizar el momento con un manji uke.


Es costumbre entre los karatekas del gimnasio Zen de Marbella, fotografiarse dando un yoko geri, cuando se sale de viaje. El presidente del C.D. Luna Llena cumplió con la tradición.


Servidor quiso hacer el manji kamae de la kata Gankaku, en equilibrio sobre un agua casi helada.


A partir de ahí toca hacer una subida. Nos encontramos con una pareja joven de alemanes que andaban algo perdidos y que no hablaban nada de español. Me tocó hacer de intérprete, afortunadamente el muchacho hablaba inglés, porque mi alemán da para entender yo y poco más. Espero que con las explicaciones que le di, llegaran bien al destino.


Último tramo de subida, antes de tener que bajar a la central hidroeléctrica.


Dos horas y media desde que empezamos a andar, tocaba reponer fuerzas.


Un pronunciado y rápido descenso nos dejaba en la central hidroeléctrica Poqueira.


La dejaríamos atrás sin entretenernos en exceso, ya asomaba el cansancio acumulado de la jornada anterior.


En estos carteles indicadores aparecía el dato de 5,7 Km al refugio; nos pareció corta la distancia para las algo más de 3 horas que llevábamos desde que salimos de allí.


Otra vez a subir, pasando por los restos del poblado que fue La Cebadilla, con su ermita en primer plano.


Este último tramo en pendiente se hizo bastante pesado.


Pronto se llega a lo que es la bajada a Capileira, pensando ya en que todo estaba prácticamente hecho.


Más de cuatro horas de caminata le abre el apetito a cualquiera. Todo el grupo nos fuimos a comer juntos.


Yo lo primero que hice fue beberme una jarra bien grande de cerveza muy fría. Me la había ganado.


Tras un buen rato de charla y risas, cada uno tomó camino de casa, con la sensación de haber pasado un fin de semana inolvidable en las montañas más altas de la península.

Forever young ...

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