martes, 12 de febrero de 2019

Sábado en la playa

No pisaba la playa cubana desde el pasado mes de agosto, cuando estuve en Cayo Santa María pasando unos días por mi cumpleaños. Ya no aguantaba más sin ir a darme un buen baño, estuviese el tiempo como estuviese, así que este sábado nos montamos en un autobús y para Mar Azul.


Hacía tremendo viento, el mar estaba con ese color de agua fría, aparte de haber resaca en algunos puntos, pero ahí estaba despejando la cabeza de tantos problemas e inquietudes que me acechan últimamente.


Una ola rota es pura energía, además de fuente de ozono.


Que la Tierra es redonda, es evidente.


Unas estudiantes de un cercano hotel, en uno de sus descansos.


La reacción de muchos al bajar a la arena, era como de pensar si hacía tanto viento como para irse, o quedarse.


Los gorriones tomaban tierra como si estuvieran ebrios, en unos aterrizajes forzados por el fuerte viento, sin dejar de aprovechar la más mínima muestra de alimento.


La mujer cubana, además de linda, es bien presumida.


Arena, mar y cielo abrazados.


El testimonio de que el agua estaba fresca. Pocos cubanos se atreven a bañarse en esta época.


Palmeras y sombrilla desde el mar.


De vuelta en un taxi compartido. No tuvimos paciencia para esperar al autobús de vuelta.


Espero no pasar mucho tiempo sin otra excursión, aunque siempre se trate de unas pocas horas.


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