domingo, 31 de marzo de 2019

Al hospital

Un día entre semana, hay que ir al hospital para una consulta; una oportunidad de salir de la rutina, visitar otros barrios, hacer fotos, comer fuera. Siempre agrada pasar por delante del espacio despejado que deja el capitolio.


En marcha.


La entrada al barrio chino.


Hay que coger un taxi, no sin antes negociar el precio. Lo de los pasos a nivel sin barreras es una subida instantánea de adrenalina, se asoma la cabeza para ver si viene algún tren, o se oye algo que no sean los ruidosos cláxones que utilizan los cubanos en sus coches.


Lo de mecaniquear en mitad de la calle, es lo más normal del mundo por estos lares. Al tener tantos años los carros, no hay más remedio que estar siempre dándoles alguna atención.


Hay que inventar, no queda otra; el bloqueo obliga.


Y llegamos al Hospital docente materno infantil "10 de Octubre". Data de 1957, según indica una inscripción en el suelo de la entrada.


Los hombres no podemos pasar, a menos que se nos llame, así que me siento a esperar y, de paso, curiosear el ambiente, con familias esperando a que les avisen para subir a ver a la recién parida; todavía no es mi caso, se trata de una consulta. Ventiladores, bolsas con ropas, una antigua televisión de tubo de rayos catódicos, apagada. No sé, a mí me inspiró esta foto en blanco y negro.


Un parqueo estatal, con su correspondiente tarifa. El guardián vino en busca de caricias y mimos.


Trabajo en bici, mejor que humeantes guaguas.


Después de la consulta toca buscar las medicinas en la farmacia del barrio. Esta vez hubo suerte.


Se hace camino al andar.


Empuja que cabemos. No soy aficionado a las aglomeraciones en el transporte, tan poca gracia me hace usar el metro en hora punta, como una guagua.


Salida de la escuela, alegría, alboroto, habilidad para cruzar.


Por aquí pasó el tornado del pasado enero.


El bar en su esquina.


Taxi y a comer cerca del malecón. El fuerte viento de Levante, no impide que la gente salga a entrenar.


Cuando este mar se enfurece, levanta paredes de agua.


Envidia la que me da cuando veo a gente paseando en bicicleta. Tengo que hacerme de una.


Melena al aire.


Iba grabando el recorrido, pero se me quedó sin batería el reloj en el malecón. La vuelta sería en taxi, luchando por que no cobraran más de lo usual, con la excusa de que el malecón se había cerrado al tráfico rodado.


Ahora lo que toca es ésto ...


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