jueves, 30 de enero de 2020

París I

No estaba entre mis planes viajar ahora a París. En un principio estaba organizado un viaje de tres días para mi hijo Javier y su madre; pero llegado el momento, surgió un imprevisto y Maite no podía ir. Como el viaje ya estaba pagado, me dijeron de que fuera yo en su lugar. Y así fue cómo el pasado viernes nos recogía un taxi a las tres y media de la madrugada, para llevarnos al aeropuerto. Nuestro avión salía a las seis menos diez de la mañana. Empezaba la aventura.


En poco más de dos horas aterrizábamos en el aeropuerto Charles de Gaulle. Teóricamente tenían que estar esperándonos para llevarnos al hotel, pero allí no había nadie, y ese aeropuerto es inmensamente grande. Llamé al número de teléfono de contacto y nos dijeron a dónde dirigirnos para recogernos en media hora. Entre una cosa y otra llegamos como pasadas las once al hotel Opera Deauville, un pequeño y antiguo establecimiento con categoría de tres estrellas, más que suficiente para pernoctar; limpio y bien calefactado mediante radiadores de agua. Soltamos el liviano equipaje, y a desayunar a una cafetería que había en la esquina de enfrente, de nombre Midoré, ubicada justo en la esquina de Rue d´Amsterdam con Rue de Londres.

En pocos metros fui consciente de la óptima ubicación del hotelito, ya estábamos pasando por el lateral del Palais Garnier, u Ópera de París.


Avenue de l´Opera.


Un lector apaciblemente sentado con su perro bien abrigado, en una acera.


Royal Opera.


Hay una gran cultura de bicicleta urbana.


Rebajas al 70%, aún así no me llega el dinero para comprar en ciertas tiendas de esta lujosa zona.


Vista desde Rue de Rivoli.


Habíamos llegado al jardín del Louvre, con vistas a la emblemática torre entre la espesa niebla.


Movimiento en la puerta de acceso al famoso museo. Teníamos concertada visita para el domingo.


Las palomas, esas descaradas criaturas.


Arc de Triomphe du Carrousel. No confundir con el más conocido Arc de Triomphe, al que iríamos a ver el domingo. El de la foto es mucho más pequeño.


Una de las cosas que no pasan desapercibidas, es la gran variedad de culturas que se mezclan por las calles de la ciudad.


Llegaba la hora de hacer un almuerzo, después de horas caminando y haciendo fotos. Entramos a un lugar llamado Ristorante Domenico, en 3 rue des Pyramides. Estamos en plena zona turística, no esperéis menos de 20, o 25 euros por persona, para un plato y una bebida.

Place Vendôme.


Empezaba a hacer frío, había que coger camino del hotel ya, observando curiosos escaparates.


Nos echamos un buen sueño. Solo bajaríamos para comprar algo que picar y de beber. Dábamos por finalizada nuestra primera jornada parisina.

Olvidé decir que estaban en huelga de transportes, y fuimos testigos de tremenda manifestación.


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