jueves, 8 de diciembre de 2022

Día de la Constitución española

 No he tenido muchas ocasiones últimamente para sacar a pasear a la Fuji, así que aproveché que Zenia tenía que trabajar el día de la Constitución y que hacía una mañana agradable, para salir a dar un paseo de unos cinco quilómetros con mi hijo Nacho; algo que nos vendría bien a los dos. Nuestro paso no fue tan ligero como el del protagonista de esta fotografía.


En realidad nos dirigimos hacia la playa, porque me lo pidió Nacho, que le encanta ver el mar. Eso es genético, no me cabe la menor duda.


Si en algo se nota que el pequeño ya va creciendo, es por las travesuras que se le van ocurriendo.


Mar y cielo, hipnosis asegurada.


Al tractor lo pusimos a trabajar.


Un niño no es niño, sin llenarse las manos de arena.


Poco tiempo fue el que disfruté de la orilla, a pesar de ir bien abrigado, no me da mucha seguridad mi dolorida salud. Trabajo arduo ascendiendo maderos.


Los pinos dan vida con su verdor y ese aporte extra de oxígeno.


Hay un tramo de pasarela, sombría, donde el verde se pega a la madera.


Los tréboles con gotas de agua luchadoras por seguir acompañando un suelo sombrío y húmedo.


Y así, siempre in the shallow (en la superficie).


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