miércoles, 4 de junio de 2025

Primer día en Cádz

 Dicen que los Virgo le damos mil vueltas a las cosas con tal de encontrar la perfección, esa que nunca se alcanza. Yo improviso cada día de mi vida, así que me levanté una mañana, hace poco, y le dije a mi mujer: -Gordi, ¿tú no querías conocer Cádiz? Pues este fin de semana nos vamos, ahorita mismo llamo a Gema y le digo que nos busque un buen hotel en el centro; mañana hacemos las maletas y, pa´llá.- A mi morena no hay que insistirle ni lo más mínimo para irnos de viaje, nos hemos juntado dos buenos para coger calle.

Cogimos el coche y solo paramos para almorzar en una venta que hay en la autovía a la altura de Alcalá de los Gazules, prácticamente al lado de la ermita Nuestra Señora de los Santos. No tardamos mucho en llegar al centro de Cádiz, disfrutando del paisaje por el camino. El hotel, de ciudad, no muy grande, pero bien cuidado y no barato, imagino que por su privilegiada ubicación. Nada más dejar las cosas en la habitación, subimos a la cubierta, donde se encuentra un solárium y una piscina. Desde arriba hicimos alguna foto que otra; por supuesto que la mulata clara se robó el show, que traducido al español sería "se llevó el protagonismo".


En primer plano aparece lo que sería el campanario de la iglesia de San Agustín y, a su izquierda, al fondo, la catedral.


A pesar de este magnífico cielo azul, nada más salir a la calle y llevar andado unos cien metros, empezó a llover con intensidad, teniendo que refugiarnos bajo unas sombrillas de la terraza de un bar.



La lluvia duró solo unos pocos minutos, luego buscamos con mucha ilusión lo que se asemeja al malecón habanero, que en Cádiz es la Avenida Campo del Sur.


El lugar invita a dar un buen paseo, ya sea a pie, en bicicleta, patinete o con las mascotas.


Y andando y andando llegamos a la Puerta de la Caleta.


Desde aquí se tiene una vista completa de la playa de La Caleta.


Momento pose de Zenia.


Aún está la marea baja y se puede ver el fondo que en pocas horas quedará sumergido.


Acaban de pasar la entrada al castillo de San Sebastián.


El lugar invita a pasear con tu amor, todo es tan emotivo.


Las fachadas de las dependencias están bien mantenidas, con ese aire medievo.


Con el océano tan cerca, ese que comunica España con Cuba, dan ganas de volar para visitar a esa familia que allí tenemos.


 Son pasadas las nueve, hay que iniciar la vuelta para buscar un sitio donde cenar.


Esta fachada es preciosa. La verdad es que merece la pena conocer esta parte de Cádiz.


La puesta de sol vista desde el Paseo Fernando Quiñones. Es todo un espectáculo, con la marea ya subiendo.


Son casi las diez de la noche, hora de buscar un lugar para cenar, antes de volver al hotel.

He pensado que esta canción es la indicada para esta entrada.


lunes, 2 de junio de 2025

Sendero Los Monjes

 Domingo de Resurrección, con muchas ganas de salir al monte y pensando en algo que no tenga mucho riesgo de caída y arañazos. Me decido por el Sendero de los Monjes, subiendo un tramo hasta un cruce con el arroyo de Guadalpín.


El inicio de la ruta comienza por cruzar el arroyo, que viene con bastante agua. Javi y yo somos capaces de pasar saltando de piedra en piedra, pero el problema está con Nacho. No debería haberlo hecho, por aquello de que llevo un PICC en el brazo derecho y no puedo coger más de dos kilos con ese brazo; al final, no me lo pienso y cojo a Nacho en brazos y cruzo sin meter los pies en el agua.


Nos encontramos con un paso por unas rocas, que pasamos ayudándonos de las grapas puestas para poder agarrarse y bajar el riesgo de un posible resbalón.

De inmediato se inicia la subida.


Hay que esquivar algún obstáculo por el camino.


El pequeño de los Aranda se lo estaba pasando la mar de bien y, para colmo, nos encontramos una cabaña por el camino, donde quiso refugiarse por unos instantes.


Por el camino, que va discurriendo paralelo al arroyo, nos vamos encontrando pequeños saltos de agua.


Cuando llegamos al lugar donde había que atravesar de nuevo el arroyo para poder seguir el sendero, decidí que esta vez no nos arriesgaríamos a pasarlo con Nacho, hasta ahí llegaría nuestra subida, de algo más de un kilómetro. Sacamos los bocadillos y repusimos fuerzas antes de empezar a bajar.


Hay tramos donde el camino se estrecha bastante.


Esta vez no se le iba a escapar a Javi una foto de una cabaña, hecha con dedicación y buen hacer.


Nos quedaba algún paso en el que había que tener cuidado para bajarlo.


Fue una bonita experiencia que hay que repetirla, pero llegando hasta la ermita; queda verano por delante para hacerla; eso sí, en día de diario, porque en domingo hay una multitud por el camino.


viernes, 18 de abril de 2025

Castillo Sohail

 Jueves Santo, muchas ganas de salir fuera y muy pocas de quedarnos en casa. Hay un castillo a poco más de diez kilómetros de donde vivimos, hace sol y mi indicador de ganas de vivir está al máximo; así que nos vestimos con ropas cómodas los tres y nos vamos camino de una aventura, como dice Nacho.

Aparcamos a la entrada de Fuengirola y nos vamos dando un paseo hasta el objetivo. Tenemos que cruzar sobre el río Fuengirola, en su desembocadura. Al fondo vemos el castillo.


El castillo Sohail es de origen musulmán, está sobre una colina que se asoma al Mediterráneo.


Hay una buena rampa de subida desde un aparcamiento ubicado al lado de la zona fluvial.


Para tener buenas vistas y poder disfrutar de un paseo por los angostos pasillos superiores, hay que subir una muy empinada escalera, donde pusimos a prueba nuestra capacidad pulmonar, sobre todo yo, que soy el que está en proceso de recuperación.


No suelto el "vicio de la fotografía". Aquí me cazó Zenia cámara en mano, piernas flexionadas para coger la altura que necesitaba la toma.


Los tres unidos contra el enemigo.


No se me podía escapar esta fotografía, completamente espontánea. La modelo merece muchas fotos, todas.


Mientras mayor sea la elevación, más lejano quedará el horizonte.



Para llegar a una de las esquinas, hay que caminar el angosto paso.


El lugar, con un fondo de mar y nubes, era el ideal para ese autorretrato que tanto nos gusta.


No sé qué resulta más peligroso, si la subida o la bajada de las escaleras. Si se lo toma uno a lo Zorba el griego, resulta mucho más divertido.


Llegaba la hora de cierre de las puertas del castillo y la de ir en busca de un buen almuerzo.


Si me dieran a elegir, no lo dudaría un segundo.


domingo, 6 de abril de 2025

Cuatro meses desde el trasplante

 Difícil olvidar el último día de la Constitución, ese en el que se procedió a trasplantarme la médula ósea de mi hermano Christian. Previamente había recibido fuertes dosis de quimioterapia para dejar completamente limpia mi médula. Empezaba la cuenta positiva. En total pasé 33 días hospitalizado, unos mejores y otros peores, incluso alguno en el que hubo que meter un poquito de morfina para paliar algún dolor que no mitigaba otros medicamentos. El mejor rato del día era cuando me sentaba a ver cómo el sol salía para iluminar mi desfigurada cara.


 El último día del año me dieron el alta hospitalaria, con dieciséis kilos menos que cuando ingresé a finales de noviembre. Fue mi amigo Miguelange, el mismo que me llevó al hospital, el que me recogió y me llevó a casa.

Enero ha sido un mes destinado por completo a reposar en casa, incapaz de caminar seguido tan siquiera un kilómetro llano. He necesitado a mi esposa absolutamente para todo, las veinticuatro horas del día.

En febrero ya me he atrevido a salir a dar paseos más largos, buscando el llano, a pesar de que en mi urbanización lo que priman son las cuestas. En alguna ocasión nos ha acompañado mi hijo Javier.


A mediados de marzo me he atrevido a salir a Marbella, caminando del brazo de Zenia, la que me sigue dando seguridad en este tramo de vida.


Mi esposa lleva cuatro años, desde que inició mi leucemia, ejerciendo de enfermera, cocinera, limpiadora, cuidadora, psicóloga, madre, esposa, todos mis sentidos; a costa de llegar a olvidarse de ella misma. La quiero con mi vida y, no es retórica, es literal.


Muy protegido del sol, pero sin privarme de dar ya paseos cerca del mar.


Otro paso importante: Puedo ir a recoger del colegio a mi hijo Nacho. Era otro de mis retos a conseguir, porque hace un mes me ayudaba de un bastón para caminar o mantenerme unos minutos de pie.


Ayer empezamos a entrenar por campo, sin eludir cuestas importantes.


Hoy hace cuatro meses que estoy trasplantado de médula ósea. He tenido la suerte de tener a un hermano cien por cien compatible. Y la mayor de mis suertes ha sido que apareciera en mi vida esta linda compañera de trabajo en mi época cubana, que se convirtió ya hace más de un lustro en mi compañera inseparable de vida. Hemos pasado juntos la salud, mi enfermedad, la riqueza y la casi pobreza. Esta foto me encanta, camino de una playa del Este habanero, de novios, porque pasamos la más bonita época de noviazgo, de risas, besos y amor intenso. Solo por seguir disfrutando de nuestro amor, merecen todos los sacrificios, quimios y lo que haga falta para poder dormir abrazado a ese cuerpo moreno caribeño, bonito por fuera e inigualable por dentro.


Nadie como tú, Zenia.