viernes, 18 de abril de 2025

Castillo Sohail

 Jueves Santo, muchas ganas de salir fuera y muy pocas de quedarnos en casa. Hay un castillo a poco más de diez kilómetros de donde vivimos, hace sol y mi indicador de ganas de vivir está al máximo; así que nos vestimos con ropas cómodas los tres y nos vamos camino de una aventura, como dice Nacho.

Aparcamos a la entrada de Fuengirola y nos vamos dando un paseo hasta el objetivo. Tenemos que cruzar sobre el río Fuengirola, en su desembocadura. Al fondo vemos el castillo.


El castillo Sohail es de origen musulmán, está sobre una colina que se asoma al Mediterráneo.


Hay una buena rampa de subida desde un aparcamiento ubicado al lado de la zona fluvial.


Para tener buenas vistas y poder disfrutar de un paseo por los angostos pasillos superiores, hay que subir una muy empinada escalera, donde pusimos a prueba nuestra capacidad pulmonar, sobre todo yo, que soy el que está en proceso de recuperación.


No suelto el "vicio de la fotografía". Aquí me cazó Zenia cámara en mano, piernas flexionadas para coger la altura que necesitaba la toma.


Los tres unidos contra el enemigo.


No se me podía escapar esta fotografía, completamente espontánea. La modelo merece muchas fotos, todas.


Mientras mayor sea la elevación, más lejano quedará el horizonte.



Para llegar a una de las esquinas, hay que caminar el angosto paso.


El lugar, con un fondo de mar y nubes, era el ideal para ese autorretrato que tanto nos gusta.


No sé qué resulta más peligroso, si la subida o la bajada de las escaleras. Si se lo toma uno a lo Zorba el griego, resulta mucho más divertido.


Llegaba la hora de cierre de las puertas del castillo y la de ir en busca de un buen almuerzo.


Si me dieran a elegir, no lo dudaría un segundo.


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