viernes, 9 de abril de 2010

Caminando hacia la mar

Me gusta tanto, que prefiero nombrarla en femenino, como a una bella mujer. La mar, da igual su tono gris, azul, verde esmeralda, siempre es la reina en cualquier entorno. Ya de muy niño me engatusó, me llamaba con su vaivén en la orilla, venía a mí y se marchaba en un juego de coqueteo, hasta que conseguía que me sumergiera en ella. Creo que todos aprendemos antes a bucear que a nadar por la necesidad de estar de nuevo dentro del agua salada, donde parecemos intocables, donde estamos a salvo de todo lo externo.

Luego llegan los primeros juegos de amor, y ella nos tapa, nos sigue protegiendo de los demás, aunque en realidad lo que pretende es seguir abrazándonos. Y así hasta que llegan nuestros hijos y corremos a que la vean, para que empiecen a aprender a quererla.

Yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles … Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.
http://www.youtube.com/watch?v=DHQ-_bf9NFI

4 comentarios:

  1. Yo tambien amo el mar y he transmitido mi amor a mis hijos. Aunque lo respeto y temo con las mismas ansias.

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  2. El mar. La mar.
    El mar. ¡Sólo la mar!.....

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  3. Me apunto a los amantes del mar. Siempre me ha hechizado en todas sus facetas: naturaleza salvaje, compañera de melancolías, atracción aventurera...
    No entiendo como en nuestra ciudad no se aprovechan más sus posibilidades ocio-educativas, reduciéndolas únicamente a tostarnos horas y horas al sol.

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  4. <> Jamás había atendido a el significado de la expresión. Gracias.

    Hermosa la comparación con la energía femenina. apasionante la forma de sentir algo tan grandioso.

    Sigamos gozando de TODO este gran regalo.

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