martes, 20 de julio de 2010

Subida a La Concha. Capítulo III

Empieza la primera claridad del día y con ella los karatekas abandonan los sacos de dormir. No hay que perder mucho tiempo, porque el sol, mientras más le dejemos subir, más nos castigará a la vuelta.

En el capítulo anterior dejamos a Chacón grabando el ocaso, ahora le vemos tomando nota de las primeras luces sobre Marbella.

Si alguien después de ver la siguiente foto no le apetece subir el año que viene, no tiene conciencia de lo que es la belleza.

La luna por el Oeste, enfrentada al sol, toma nota sobre cómo los karatekas aligeran recogiendo cada uno sus pertenencias.

Nuestros amigos Miguel Ángel y Rosa recogen su nidito de amor con el temprano sol como testigo.

Bueno, ya está todo recogidito y limpio, tal y como nos lo encontramos al llegar, ahora el maestro de ceremonias, el más veterano, Bauti, dirigirá el saludo al sol con el kata Heian Shodan, cuya ejecución sobre un terreno pedregoso e irregular hace que la concentración esté en lo más alto de nuestras cabezas. La foto es por gentileza de mi amigo Adolfo Reque, ya que servidor estaba concentrado en el kata.

Y ahora empieza de verdad la jornada matutina con la visita a La Concha, despertando bien todos los sentidos para no salir rodando por ninguno de los acantilados.

En un rato estamos en el cruce que puede llevar al que quiera hasta Istán. La indicación la tenéis a la derecha.

La cresta que seguimos invita a observar las mejoras vistas al mismo tiempo que no se pierde de vista los apoyos. El terreno no es apto para patosos.

El colega Chacón no duda en servirme de modelo para que se aprecie este cortado. Un traspié supone aquí la liberación de la hipoteca, la mujer y los hijos.

Ya hemos llegado a La Concha, el mejor mirador de la Costa del Sol. Aquí mi primo se vuelve para dejar constancia de que sí estuvo allí. El sempai Adolfo mira hacia la costa en uno de los momentos de relajación de los que se goza en esta aventura karateka.

El amigo Bauti parece estar sentado tranquilamente en el salón de casa, teléfono en mano, con toda la costa a sus pies.

Bueno, hay algo que mucha gente no sabe. Los karatekas del Zen que han logrado subir en el escalafón de colores o danes, tiene que ratificar su entrega en la cima de La Concha. Para nosotros es un gran honor, y Bauti sigue siendo el encargado de tan bonita y gratificante acción.

Servidor también goza de tal privilegio y, después de la ratificación de mi tercer dan, saludo a mis compañeros.

Hemos terminado las entregas, nos hemos hecho la foto de grupo y empezamos la vuelta al Lastonar con unas vistas preciosas del pantano.

Las mochilas las habíamos dejado en el Lastonar, así que tocaba recogerlas para seguir el camino de vuelta al Parador de Juanar.

Los amigos Rosa y Larry se disponen a bajar camino del Salto del Lobo, que a estas horas es un paraje sombrío.

Parecemos una hilera de hormiguitas ante la grandeza de la montaña. El paso es muy estrecho, toca ir en fila india prestando muchísima atención donde se pisa y con el máximo cuidado puesto en no volverse con la mochila puesta, lo que supondría un auto empujón involuntario al vacío.

Ya hemos pasado la peor zona. Ha habido una reagrupación en una zona muy próxima a la cima de la Cruz de Juanar. Decido no parar, ya que llevo buenas sensaciones y no quiero sorpresas de última hora con una rodilla o mi tobillo izquierdo; me acompaña el médico de la expedición, mi amigo Adolfo.

Ya estamos dentro del bosque, ahora todo es caminar por una vía ancha entre árboles altos y verdes matas.

En la vuelta coincidíamos con otros montañeros, que no podían dejar de preguntar por nuestro origen y el por qué de nuestros ropajes.

En concreto, me hice una foto con estos amantes de las montañas, que por cierto no me han mandado la foto, como me prometió la chica que la hizo. Yo sí que los tengo aquí, por si alguna vez visitaran este bloc.

Y … detallazo de José Salazar, compañero karateka que no nos acompañó en la expedición pero que sí se acordó de llevarnos bebidas refrescantes al final de la etapa. Compañerismo al límite.

Os acordáis de que algunos empezamos con una cerveza en la mano, pues aquí servidor terminó la excursión de este año con otra buena cerveza bien fría, en compañía de los mejores amigos que uno pueda tener.

No sé si escribir el cuarto capítulo, corto, sobre mis pasos vistos por mis compañeros. Probablemente lo haga después de otra noticia que os daré en breve.

Like a bridge over troubled water ...
http://www.youtube.com/watch?v=jjNgn4r6SOA&feature=related

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