lunes, 2 de febrero de 2015

Del mar a la sierra en bici


La hora prevista de salida era a las diez de la mañana, no pasadas las once y media, así que no las tenía todas conmigo de poder realizar completo el entrenamiento que me había propuesto. En la costa hacía algo de viento, quedaba la duda de cómo estaría por la carretera que sube a Ronda.

Nada más empezar a subir supe que no sería fácil ir ganando metros de altitud, ya que el viento venía del NO, fresco, con algo más de fuerza de lo que desea uno cuando va enfrentando cuesta a cuesta, curva a curva.

Después de 13 Km de ir subiendo, llegué con mucha ilusión a la primera parada obligatoria en la fuente de la casa de los peones camineros. No llegué a reponer el bidón, aún llevaba bastante agua con limón y azúcar; pero sí que bebí unos sorbos de su agua fresca.


Otros 6 km más de subida y se llega al conocido chorrillo. Ahí sí que tomé una barrita energética y llené el bidón, echándole una pastilla de sales para evitar los tan temidos calambres.


Ya solo quedaban 4 km para llegar al puerto de El Madroño. Tocaba sufrir un viento muy desagradable que hacía realizar un esfuerzo aún mayor; no obstante la cercanía del puerto me dio alas y pronto me encontraría haciendo la foto al cartel indicador.


A la izquierda está el cruce que lleva, después de 14 Km, a Pujerra, por una carretera muy estrecha, tanto que en una ocasión apenas cupimos un coche y mi bicicleta de frente. Ese tramo se me hizo especialmente largo, ya que empieza con un par de km de bajada, para continuar con un auténtico rompe piernas y terminar con una bajada muy pronunciada, con un firme amenazando con pinchar o reventar una rueda. Afortunadamente llegué al frío pueblo sin ninguna novedad, solo un vacío tremendo en el estómago.


Una señora me indicó la ubicación del bar donde podría comer algo. Y tras un par de montaditos de lomo y algo de ensaladilla rusa, acompañados por una buena cerveza, retomé el camino de 5 km que lleva a Igualeja. Había bajado ya más de 300 metros de altitud desde el puerto, lo que quería decir que tocaba recuperarlos otra vez.


La misma muchacha que me hizo la foto anterior, me explicó que era mucho más corto y mejor subir por la cantera, que continuar por la carretera que lleva al cruce cercano a una gasolinera próxima ya a Ronda. Me contó que tenía muchos menos km, que solo eran fuertes la primera y la última cuesta, que el resto era llano. Estaba claro que nunca lo había hecho en bici, sino en coche, porque la primera cuesta es al 15 por ciento de pendiente, que me puso el corazón en la boca y aproveché tal circunstancia para hacer esta foto, donde se ve la carretera que viene desde Pujerra.


El llano al que se refería la paisana estaba comprendido entre el 7 y el 11 por ciento, tramo de un puerto de primera, vamos. Eso sí, gané altitud en un visto y no visto, pero he de confesar que los últimos cien metros los hice andando con el corazón amenazando con saltar de mi boca, porque aquello ya era vertical.

Metí el plato grande y volé ya sobre el asfalto hasta la costa, pasando algún que otro susto por una de las traicioneras rachas de viento acechando tras una curva. Llegué a Marbella con la noche pisándome los talones, pero aún con la luz del día. Fueron 100 Km de esfuerzo recompensado por unas vistas inmejorables de la sierra.

Thinking out loud ...

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