Sobre el muelle de Puerto Banús volvía a llover.
La idea era subir al Matulo y coger parte del camino del Castaño Santo. Por el camino se volvería a cambiar los planes, ya por fuerza mayor: pinché la rueda trasera y al cambiar la cámara, no me quedaba ningún repuesto más por si ocurría algo en una montaña que se adivinaba solitaria por el mal tiempo. Solución: un paseo en plan dominguero, incluyendo visita al lago de Las Tortugas.
La bici se integra perfectamente con el entorno.
Estaba el día para pasear con la parejita, en plan romántico como estos ánades.
Sin pareja, solitario bajo la lluvia, dando pedales.
La vuelta por el paseo marítimo fue serena.
El tramo de albero no fue agradable que se diga, con salpicaduras hasta en los ojos; el estado en que terminó la bicicleta y la ropa, solo se puede imaginar viendo cómo quedaron los zapatos y calcetines.
No fue una gran salida en bicicleta, pero sí una nueva experiencia.
Algunos tienen toda la suerte ...
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