martes, 23 de junio de 2015

Primer día: Medinaceli

Este pasado jueves emprendí viaje para participar en la prueba de cicloturismo denominada Quebrantahuesos, en Sabiñánigo, en el Norte de España. Serían algo más de 1.100 Km desde Marbella a los Pirineos. Como compañeros tendría a Miguelange y a Juan, residentes en Chilches y Loja, respectivamente.

Una vez cargadas y bien aseguradas las bicis en el coche de Miguelange y repletos de ilusiones y ganas de divertirnos haciendo lo que más nos gusta que es rodar en bicicleta y el buen comer, iniciamos la primera etapa del viaje.


Justo pasados Despeñaperros paramos a comer, sin entretenernos más de lo necesario para continuar el viaje por tierras manchegas.


Por estas carreteras todavía se puede ver al toro de Osborne.


Miguelange condujo todo el viaje, mientras nosotros dos disfrutábamos del paisaje.


Sobre las 7 de la tarde llegamos a Medinaceli, arriba, en la zona histórica. La casa donde pasaríamos la noche tenía esta buena pinta.


El sol aún calentaba con fuerza las piedras de las edificaciones, creando un juego de sombras y luces.


Una buhardilla con techo de vigas de madera, ventanas antiguas, mobiliario acorde con el entorno y unas cómodas camas, constituían nuestro temporal refugio en tierras castellanas.


Poco tardamos en vestirnos de ciclista y preparar las bicis para hacer una visita por los alrededores.


No es tarea fácil desplazarse con finas ruedas sobre las resbaladizas piedras que configuran estas calles.


Primero elegimos una carretera para hacer un recorrido circular, pero tuvimos que volvernos al ver que estaban de obras y el piso no era lo más adecuado para rodar.


Subir es lo que más gusta a mis amigos.


Buenas risas que nos hemos echado durante todo el viaje.


El amigo Juan, un ciclista resistente como él solo.


Camino de Fuencaliente de Medinaceli.


El sol iba cayendo sobre unos campos productores de semillas y mosquitos, dándonos una buena panzada de tragar de estos últimos cada vez que abríamos la boca.


La vuelta a la parte alta de Medinaceli es a través de un tramo de 3 Km con pendientes del 5 y 6 por ciento.


El único arco de triunfo romano de tres vanos que hay en España. El centro era para los carruajes y animales, y los dos laterales para el paso de personas.


Después de una buena ducha tocó cenar en uno de los restaurantes de tan encantador entorno, concretamente fue en El Aljibe, donde comimos muy bien, con un precio acorde con la calidad de las viandas.


Olvidé que estábamos por encima de los 1.200 metros de altitud, lo que hizo que durante unos minutos tiritara de frío nada más salir del restaurante. La población entre semana no supera los 150 habitantes, no habiendo ni un alma a esas horas por las antiguas calles. Fuimos los dueños de la preciosa plaza, durante un paseo que nos hizo entrar de nuevo en calor.


Llegó la hora de descansar, bici y persona.


Al día siguiente continuaríamos camino de Pirineos. Ya os contaré.


No hay comentarios:

Publicar un comentario