sábado, 27 de junio de 2015

Segundo día: A por el dorsal

Bonito día el que nos amaneció en Medinaceli.


Desayunamos bien, pagamos la cuenta y salimos destino a Sabiñánigo.


No tardaríamos mucho en divisar Pirineos con claras muestras de nieve en sus laderas. Ya iban apareciendo compañeros con el mismo destino.


Una vez en nuestro destino, dimos un paseo, encontrándonos con una zona de lugares emblemáticos de la región a escala. Yo quise captar El Pilar en todo su esplendor.


La entrega de dorsales comenzaba a las tres de la tarde, así que había tiempo suficiente como para dar una vuelta por la magnífica feria organizada en torno al ciclismo por la organización de la Quebrantahuesos. Aproveché para que quedara constancia de que el club de montaña Luna Llena de Marbella, llega a todas partes.


Mis colegas, Miguelange y Juan, poniéndose al día de las últimas novedades.


Por favor, cómo no iba a hacerme una foto con estas chicas tan simpáticas.


Miguelange había tenido la idea de comprar tres camisetas iguales para la ocasión. Nos dio la sorpresa por la mañana, antes de salir de Medinaceli. Todos los ciclistas seguimos pidiendo ese metro y medio que nos mantiene vivo en cada adelantamiento.


A por el dorsal. Bien organizada la entrega de la documentación y regalos a los participantes. No hubo que esperar mucho.


Nos fuimos a comer y alguien dijo de comprobar la talla del maillot. Saco el sobre donde iba el dorsal con el chip, pulsera de identificación e instrucciones y, noooo. Me habían dado el sobre de otro participante. Me puse muy nervioso y salí corriendo para devolverlo y que me dieran el mío. Lo compruebo allí in situ, y ya sí, era lo mío.

Ese día hay menú para ciclista en muchos de los bares y restaurantes de la zona, donde no falta la pasta y la proteína. Fue comer y vuelta a la feria a comprar ya los recuerdos para la familia, bebida energética y unos calcetines especiales. Eso sí, estaba ya a esas horas completamente lleno de gente unida por el amor a las dos ruedas.


Teníamos reservadas unas habitaciones en una casa particular en un lugar precioso, llamado Acumuer, a unos 13 Km de Sabiñánigo, al que se llega por una estrecha carretera de montaña. La población de esta localidad, según he podido averiguar, es de 14 habitantes. Solo hay que ver la zona asignada para hacer deporte y el deteriorado campanario para darse cuenta de que es un lugar prácticamente deshabitado en invierno, donde las condiciones climáticas tienen que ser muy duras a esos casi 1.200 metros de altitud.


Descargamos los bultos y entablamos conversación con los dueños de la casa, un matrimonio de jubilados que vive entre semana en Zaragoza, pero que son originarios del lugar.


La verdad es que se veían por allí más gatos que personas.


Como se puede suponer, ahí no hay bar alguno donde comer, ni tiendas para comprar nada, por lo que nos acercamos a Larrés para cenar. Para alguien de la costa del Sur, este tipo de paisaje le deja bastante impresionado.


Elegimos el Churrón como lugar para tomar nuestra hipercalórica cena. Un lugar donde los ciclistas somos los protagonistas.


Dimos buena cuenta de todo lo que nos pusieron por delante, que ya lo gastaríamos a la mañana siguiente.


A la salida, una pequeña luna daba luz a una extensa vegetación.


Para Acumuer a dejar preparado todo, tanto la ropa que nos pondríamos para la prueba ciclista, como las cámaras de repuesto, geles, barritas energéticas, sales y todo lo necesario para afrontar una larga etapa por Pirineos.


El despertador sonaría a las cinco de la mañana, pero eso forma parte de otra nueva entrada ...


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