Poco se puede hacer en estos tiempos de confinamiento, pero siempre hay alguna alternativa a quedarse en casa sentado en el sofá. El pasado domingo fuimos mi hijo Javier y yo hasta lo que parece un refugio para animales, un edificio en ruinas, encima de un monte. Nosotros partimos desde La Reserva de Marbella, subiendo hasta un puente que cruza la autopista.
Justo se atraviesa, hay que coger un carril hacia la izquierda, divisándose al fondo a la izquierda, encima de un monte, una casa solitaria junto a dos árboles altos.
Hay un picadero en el camino.
Parece que los tienen sueltos unas horas y luego los recogen.
Bonita escena la que nos encontramos en la ladera, donde una familia equina comía su ración de hierba.
Sería peor la bajada que la subida, al menos para mí, que ya no tengo la habilidad de los veinte años.
La casa y el árbol.
Interior y exterior, de lo que parece fue un refugio para los animales.
Jugando a encuadrar.
Un rodeo a la edificación.
Iniciamos el descenso, campo a través.
Buena pose en salto, para una foto.
A la vuelta, la autopista seguía igual de solitaria.
Tal vez, la mejor foto de la jornada, la hizo Javi.
Tiene que haber de to.
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