sábado, 24 de noviembre de 2012

A casa por el centro

Se está convirtiendo ya en algo habitual esto de tomar la caña y la tapa de tortilla cada mediodía de viernes con mi colega Arturo, apuntándose de vez en cuando también Rosario, su mujer. Así que ya echo directamente la cámara de fotos, por si de vuelta me topo con algo, o simplemente me da el flash y decido entretenerme, como ocurrió esta última vez; empezando al inicio de la calle Carmen, a la salida Este de la plaza de Los Naranjos.


Camino de la iglesia observé que parte del interior quedaba al descubierto, solo era cuestión de imponer a la cámara las condiciones convenidas para sacar mi foto.


Sorteando la entrada, me atreví a pasar al interior y tomarme unos minutos para hacer una foto que pudiera dar idea de la dimensión y belleza del santo edificio.


Me gusta el espacio abierto de la plaza al Norte de la iglesia, con una fuente en medio, una muralla del castillo en el lado opuesto y naranjos, muchos naranjos que le dan un toque muy especial al lugar.


Debo ponerle una pega, que no logro entender a veces: eso de no usar agua potable en las fuentes. Ya sé que hay que ahorrar agua y tal, pero ¿y antes, cuando las fuentes del pueblo se usaban como el agua a usar en las casas? Es algo que me gusta en mis visitas a otros pueblos, lo de beber agua de sus fuentes.


Por la siguiente calle he pasado cientos de veces de niño, con mi madre, o solo a la vuelta del colegio o de hacer los recados y mandados de casa. Hoy suelo seguir usándola, pero admirando su belleza.


El tejado del Museo del Grabado es el sitio preferido de algunas parejas de enamorados.


Y no falta la guardiana del lugar.


Y entre foto y foto, llego a casa casi una hora después de dejar a mi amigo, en un trayecto de un cuarto de hora. Es lo que tengo: eso de abstraerme mucho en vida.

A walk in the clouds (Un paseo por las nubes)

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