jueves, 24 de enero de 2013

Nuestra primera media maratón

Me hacía mucha ilusión participar en alguna prueba de resistencia, y este pasado domingo tuve mi primera experiencia en esas lides, acompañado por Maite, que es la que tuvo la idea de apuntarnos junto con otros amigos de Marbella, en lo que se llamó Trail desafío La Capitana.


A primera vista, el recorrido parecía duro e interesante, y estudiamos la posibilidad de hacerlo andando y corriendo en algunos tramos, para entrar dentro del tiempo establecido. El perfil que salió con el gps del móvil da muestras de la dureza de la prueba.


Bien temprano nos fuimos camino de Chilches, para casa de Miguel Ángel y Montse, donde se quedaría nuestro hijo mientras nosotros estábamos en la prueba. Mi colega nos acercó al Rincón de la Victoria, desde donde se salía y también se encontraba la meta. Nada más llegar, nos encontramos con otros compañeros de Benaoján, con los que estuvimos no hace mucho, pateando por su bonita sierra.


Después de dar unos consejos sobre la prueba, sonó el disparo de salida. El primer kilómetro discurría por el paseo marítimo, que lo hicimos corriendo. De rosa iba Maite, y yo de verde.


Luego tuvimos que subir unos 2,5 km por el lecho del río Granadillas, seco en esos momentos, pero que había llevado un buen caudal el día anterior, por las lluvias caídas.


Venía un subidón de campeonato, en el que tras pocos kilómetros, teníamos un paisaje envidiable a nuestras espaldas. Pensad que habíamos salido a nivel del mar y mirad por dónde va ya el amigo Paco Portero, que participaba también en la prueba con su mujer Rosa, deportista nata, además de una buena médico nutricionista.


Ya llevábamos unos 7 km, tocaba reponer líquido y sólidos, en este caso se trataba de agua, plátano y naranja. Yo bebí agua y tomé dos trozos de naranja, no me apetecía nada más sólido.


Super Paco, como se le llama cariñosamente a este señor de más de 70 años que participa en las más prestigiosas carreras de gran distancia, incluidos los 101 km de La Legión, hizo todo el recorrido en unas tres horas, todo un tiempazo.


Ahora había que bajar de nuevo al lecho del río, por un carril de tierra, durante poco más de 2 km, en los que Maite iba tirando delante corriendo, esperándome, mientras yo le decía que siguiera, que estaba más fuerte que yo. Prefería no cargarme en exceso los cuádriceps, bajé con una carrera controlada hasta el primer control sorpresa, en el que nos dieron la primera pulsera. Estábamos ya cerca de los 10 km de carrera.


Otro tramo subiendo por el lecho del río hasta un nuevo puesto de avituallamiento de agua, donde ya le dije a Maite que tirara fuerte hasta meta, que me reengancharía con Chacón y Maribel que venían por detrás a escasos cien metros. Cuatro kilómetros hasta la cima de La Capitana, picando bien hacia arriba, con tramos por carril y otros muchos por veredas muy empinadas.


Bueno, y ahora venía la bajadita de 600 metros por una torrentera que se las traía. Solo hay que ver a Paco en plena carrera de equilibrio.


Llegada al lecho del río, donde esperaban otros 2,5 km antes de llegar de nuevo al paseo marítimo. Maite a esas alturas ya estaba entrando en meta.


Y hasta andaba haciéndose fotos con los colegas.


Cerca de tres cuartos de hora después que ella, comenzábamos el último trío de la prueba a esprintar para meta.


Eso sí, tuvimos pasillo de honor, con multitud de aplausos.


Palmeando a lo campeones, satisfechos por terminar en tiempo.


Aquí cruzamos la meta Maribel y yo. Detrás nuestra lo hacía su marido, Chacón. Todos al mismo tiempo.


Paré el crono en 4 horas y 35 minutos, sin parar de andar o correr ni un solo instante, aunque correr solo lo hice durante unos 3,5 km, ya que se trataba de mi primera media maratón de montaña, iba bien dentro del tiempo máximo establecido y no sabía cómo se portarían mis rodillas, que por cierto, estuvieron muy bien. Ya sé que para la siguiente puedo correr más tramos.


Chacón, Maribel y Bibi comentando la jugada, con los correspondientes regalos.


La verdad es que nos dimos un buen paseo por esos montes cercanos al Rincón de la Victoria.


Y qué mejor forma de terminar con una buena comida en casa de la familia Moreno Molero, donde nos comimos un arroz con carne, buenísimo, ensalada y los correspondientes postres, todo muy bien regado con cerveza, la mejor bebida para reponerse.

Como anécdota de la carrera, en un momento dado, me percaté de que ya no llevaba puestas las gafas, se me habían caído por el camino, probablemente en el descenso que hice corriendo tras la primera subida fuerte. Dadas por perdidas, al día siguiente llamaron a casa para decirnos los de la organización, que habían encontrado unas gafas mientras hacían limpieza por la ruta que habíamos seguido, que me las acercarían a Marbella. Así que se han portado de miedo, dentro y fuera de la carrera.

Maite y yo ya estamos pensando en la siguiente, prometiendo bajar considerablemente el tiempo empleado en ésta, nuestra primera participación en una media maratón de montaña.

(Nota: Ninguna de las fotos aquí vistas, han sido hechas por mí. Las he cogido de las subidas al facebook. Algunas tienen marca de agua del fotógrafo)


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