sábado, 1 de marzo de 2014

Buen rodaje para el día de Andalucía


El jueves había decidido salir el día de Andalucía con la bicicleta de carretera para hacer un rodaje de unos 50 Km. Normalmente entreno en solitario, ya que me gusta ir a mi aire dándole a los pedales y haciendo fotos. Casualmente por la noche, Rosa, la médico que me lleva el tema de la dieta, me contestó una cuestión que le había preguntado yo para la carrera de este domingo, empezamos a intercambiar opiniones y así surgió el tema de quedar para entrenar un rato. Dicho y hecho, cerca de las once de la mañana llegábamos al punto de encuentro, sin tener muy claro el recorrido que íbamos a hacer. Empezamos por subir por Aloha, pensando luego seguir por la carretera de Ronda; por el camino lo cambiamos por ir a Benahavis, y el final fue tirar para Estepona y ya decidiríamos qué hacer.


Viento de Poniente, con bastante fuerza. ¿Subimos a Casares? pregunto yo, -tú verás, que eres el que tiene que meterse un trail el domingo en el cuerpo- responde Rosa. Decisión final: subimos por la carretera de Casares y comemos en alguna venta.


Cuando se trata de subir, tengo claro que me quedo atrás, porque como buen tractor que soy, llegar, llego, pero a mi ritmo.


Lo de llevar el ciclocomputador marcando repechos que llegan alguna vez al 12 por ciento, con el viento pegando bien, como que dan ganas de comer. Llegamos justo pasado el km 7 de subida a un restaurante, que por respeto a ellos, no mencionaré su nombre. Apostamos por comer ahí, aunque después pudimos comprobar que no es una venta al uso, sino una de tantas reconvertidas en restaurante destinado a extranjeros, que cambiándole el look a algo que simule tendencia vanguardista y con nombres de platos en plan Versalles, incrementan también el precio de sus platos. Y ahí me quedo.

El llegar a comer en bici y vestidos de ciclistas, tampoco ayuda en estos sitios a un esmerado servicio. Eso sí, no me dejó pagar Rosa, por lo que habría que volver en busca de un merecido postre, esta vez intentando dar con un lugar más favorable. Y he aquí, la foto de recuerdo.


La bajada tuvo su peligro por las rachas de viento, que zarandeaban la bicicleta, amenazando con echarte al suelo al más mínimo despiste; de hecho en alguna curva casi me falta carretera para trazarla, del empujón inesperado del viento. Cuando la cosa parecía algo más controlada, hice una foto.


Llevo montando en bici toda mi vida, pero jamás se me había metido una abeja por un orificio del casco, hasta ayer. El grito que pegué no fue ninguna tontería. Me dejó bien clavado el aguijón en la frente. La vi salir en cuanto me quité el casco; Rosa tuvo el tino de sacarlo completo. A día de hoy todavía tengo el rosetón en la frente. Para mi fortuna no tengo una fuerte reacción alérgica a este tipo de picaduras, pero el dolor sí que me duró un rato bueno. Para olvidar el incidente, otra foto de recuerdo en el cruce.


Siguió pegando fuerte el viento, ahora a favor, por lo que pronto nos topamos con Estepona, disfrutando de su carril bici.


Aprovechamos la visión cercana de Gibraltar para hacernos cada uno una foto.


A ella le salió mejor la foto que hizo de mí.


La vuelta a Marbella fue ya un no parar de dar pedales, aprovechando que el viento nos era favorable. De vez en cuando había que decirle a la compañera que bajara el ritmo, que no era plan de llevarme a más de 45 Km/h. La parada en la cafetería Pan y Mermelada sí que fue un acierto total. La tartaleta de frutos del bosque estaba de miedo. Otro buen rato de amena conversación.

Nos despedimos con la satisfacción de haber hecho un buen entrenamiento y haber pasado una estupenda jornada, incluyendo los 93 km que me salieron al final. Luego me enteraría por feisbuc, que mi amigo Paco Portero, marido de Rosa, había logrado el segundo escalón del podium en la Andalucía Bike Race, una carrera para bici de montaña por etapas, con participantes de altísimo nivel.

Wind ...


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