domingo, 23 de febrero de 2014

De marcha con Los Últimos Susmuráis


Segundo año que asisto a la quedada que hace el grupo Los Últimos Susmuráis. Muchos de los miembros del grupo Luna Llena, de Marbella, nos desplazamos a Ronda para compartir un bonito recorrido con ellos alrededor de la ciudad, con casi 16 Km, aunque en función de dónde aparcara cada uno, se iría incrementando la distancia, como fue mi caso y el de mi hijo Javi. Maite no pudo acompañarnos en esta ocasión.

Y aquí una de las fotos de grupo, donde no aparezco, por encontrarme al otro lado, para variar.


Magnífica participación. No conté cuántos éramos, pero se veía una gran cantidad de personas, e incluso algunos perros.


Por el puente nuevo. Impresionante el grupo.


Paso a paso vimos sitios emblemáticos de la ciudad, como la iglesia Santa María la Mayor.


Por la calle Armiñán.


Y de nuevo otra iglesia, la del Espíritu Santo, majestuosa.


Aquí dos de los fundadores del grupo organizador de la quedada, bajando ya a San Francisco.


Cogeríamos camino como para El Tajo del Abanico, pero desviándonos luego a la derecha.


Antonio siempre anda con la bandera en la mochila y la cámara de fotos dispuesta.


Después de un rato por el llano, bajamos un buen tramo.


Ya se sabe que en un recorrido circular, si bajas, luego hay que subir.


El primer reagrupamiento.


Irene retratando a Mariano, con el grupo ya por delante un buen tramo.


Mariano retratándome a mí.


Y yo ocupándome de sacar una vista lateral Oeste de Ronda.


Y después de tanta foto, emprendimos los cuatro rezagados el camino, Mariano charlando con Raúl, y yo con Irene.


Y claro, pasó lo que tenía que pasar. Llegamos a una bifurcación, miramos hacia adelante y ¿dónde está la gente? Ya nos habíamos perdido. Llamada por el móvil a Chacón, y éste que nos dice que van camino del Tajo, pero ¿por dónde? Total, que seguimos andando y ya vimos a Luis que venía en busca nuestra.


Las cabras son las dueñas del lugar.


Atravesamos el río Guadalevín por un sitio precioso.


Este lugar despierta curiosidad, desde luego.


Aparecimos cerca de una curva de la carretera de Sevilla, donde cogimos ya lo que llaman carretera o camino de Los Molinos. Quedaban poco más de 3 km.


Y apareció el Tajo.


Momento de relax. Unos, a las fotos, e Irene al bocata, que ya llevábamos un buen rato de camino.


Bonita imagen en la que se les está dando picadero a dos caballos.


El sitio está dentro de un entorno idílico.


El Tajo impresiona desde arriba y desde abajo, por igual.


La gente continuando camino y nosotros haciéndonos la foto de rigor.


La famosa cuesta del cachondeo, aquí hubo que hacer una pequeña pausa, para coger aire y afrontar el último tramo.


Ya estábamos de vuelta.


Este hijo mío, cuando alarga la zancada no hay quien pueda con él.


El otro Javi también se portó como un campeón. Aquí va tirando del grupo, junto con su padre.


Los susmuráis comerían luego todos juntos en un establecimiento de Ronda. Algunos de los luneros nos volvimos para la costa, haciendo primero una parada en el Navasillo, donde recuperaríamos fuerzas, pero de verdad. Y para muestra esta foto, con un Javi rebosante de felicidad ante su plato de comida. Del mío, no hablo si no es en presencia de mi abogado, vaya a ser que mi médico nutricionista tome represalias, jeje.


Un día estupendo entre amigos. La siguiente subida a la sierra será este próximo domingo, donde participaremos Maite y yo en el Trail de Montejaque, 18 Km de pura carrera por montaña.

Canción recién descubierta esta tarde ...


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