martes, 30 de agosto de 2011

Estuve en La Vuelta

El lunes monté la bicicleta en el coche y me fui a un camping de Sierra Nevada, en concreto uno que se llama Ruta del Purche, camino de Monachil. Allí me esperaban unos colegas para pasar un par de noches, siendo el motivo principal el subir el puerto de La Vuelta, a su paso por Sierra Nevada; una bonita aventura. Solo para que os hagáis una idea de la ubicación del camping, os muestro una foto del atardecer, casi de noche, tomada desde allí.

Después de dormir unas escasas cuatro horas, fui mentalizándome de lo que me quedaba por sufrir esa mañana. Se presentaba un día de mucho calor. Se habían barajado dos alternativas, la primera era subir desde allí al Veleta, la segunda era dejarse caer por la carretera hasta Cenes de la Vega para posteriormente ir a Pinos Genil e iniciar el puerto de categoría especial que luego harían los ciclistas profesionales, con final en Pradollano.

Yo estaba por la primera alternativa, ya que nos encontrábamos a dos kilómetros y medio del cruce de la carretera de la Sierra, para ser exactos en el km 18,5 de la misma, supondría subir mucho para luego dejarse caer. Pero no, Miguel Ángel, el jefe de filas, indicó que lo suyo era hacer el recorrido de la etapa, es decir, la segunda opción. Cámeron y Rafa lo secundaron; yo me eché a temblar, ya que el día anterior había subido hasta el camping desde Granada y sabía de qué cuestas hablábamos.

Empezamos a bajar desde el camping para iniciar una rampa comprendida entre el 10 y el 14 por ciento, como para ir calentando piernas. Llegamos al cruce de la carretera de la Sierra y empezamos a bajar. En el momento que soltaba un poco los frenos, la bici se me iba por encima de los 65 Km/h, que con el terraplén que hay a la derecha, un simple pinchazo o una pasada de frenada supondría eludir los problemas terrenales.

En un visto y no visto cogíamos la salida para Cenes, pensando en qué foto nos habría tomado el radar que hay en la carretera, porque matrícula no llevábamos, y puede que hubiésemos rebasado los 60 Km/h permitidos. En fin, que como no llevamos servofreno, ni ABS, no creo que nos lo tengan en cuenta. Intentábamos no pasar de los 70 Km/h por seguridad.

Oficialmente el puerto empezaba en Pinos Genil, desde donde habría que subir hasta la carretera de la Sierra por una vía estrecha pero muy bonita, durante algo más de siete km. Aquí la primera muestra de que servidor hacía lo que podía arrastrando la panza encima de la bici.

Seguía sudando por todos los poros de la piel, cuando pasaba por la señal de los mil metros de altitud. El sol ya pegaba de lo lindo.

Miguel Ángel me acompañó hasta el cruce, después continuamos cada uno a su ritmo. Ya sabía yo que lo más inteligente era quedarme en el cruce del camping, lo que me suponía un puerto de algo más de 13 Km con una pendiente media del 6 por ciento, es decir, todo un puerto de primera. Allí me planté, hasta que bajaron dos de los compañeros que habían continuado hasta Pradollano, decidimos irnos a comer, sin tiempo para cambiarnos de ropa, y volver para ver pasar a los auténticos gladiadores de la carretera. Por cierto, en nuestra subida nos pasó un compañero ciclista con la pierna derecha amputada por encima de la rodilla; sí, iba pedaleando solo con la pierna izquierda y nos iba pasando a todos; encima bromeaba; eso sí que es pundonor.

Después de un gazpacho fresquito y un buen plato de papas fritas con huevo, cogíamos esta vez el coche para esperar a los ciclistas, eso sí, con la cámara de fotos al lado para no perder detalle.

Y ahí empiezan a llegar ya, fijaos en la cara de estas dos criaturas.

David López, del Movistar, iba destacado.

Algunos llevaban un buen rollito, aunque fuesen de equipos diferentes.

Y aquí llegaba Cancellara en uno de los pelotones, en primera línea. Pasaban como un rayo.

Pero bueno, este hombre hasta tenía tiempo para sonreir, con la que estaba cayendo.

Marta y Mirian aplaudían a rabiar, mientras que uno de los ciclistas resoplaba, y todavía le quedaban unas pocas de cuestas por subir.

Esto de ponerse a hablar con el coche del equipo tiene sus ventajas, si no, fíjense en la mano izquierda del ciclista apoyada en el coche. Eso me hubiera hecho falta a mí.

Ahora me arrepiento de no haber subido hasta meta en la bici, pero la razón se va imponiendo con la edad. El termómetro de mi ciclocomputador marcaba casi 42ºC cuando me bajé de la bici, iba medio mareado por el intenso calor a las dos de la tarde subiendo por una carretera que no me daba un respiro. Me ha servido para ponerme a prueba y saber que puedo hacerlo entero en otra época del año con tiempo más suave, como podría ser el mes de mayo.

Ha sido una experiencia muy bonita. Este domingo, si Dios quiere, estaré participando en la cicloturista de Huétor Tajar, con 113 Km de recorrido que espero terminar.

Ya que hablamos de curvas, os dejo un video de JL http://www.youtube.com/watch?v=IgLcQmlN2Xg

1 comentario:

  1. ..cada vez me gustan más las fotos que haces. Se ve que el hábito hace al monje... Un saludito. Mon.

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