domingo, 11 de septiembre de 2011

Historia de un concierto

Uno de mis regalos de cumpleaños fue una entrada golden para el concierto de Maná en Málaga. Eso me daba derecho a estar en una zona reservada cerca del escenario.

El concierto comenzaba a las diez de la noche, por lo que calculé que estando allí sobre las ocho y media o cosa así, sería suficiente. Lo que no contaba era con que no iba al habitual concierto en el teatro Cervantes, iba a un estadio de atletismo. Madre de Dios, allí había gente por todos sitios. Cuando me informé sobre cuál era la cola que me correspondía, casi me da algo, calculo que más de doscientos metros, y no en fila de a uno precisamente.

Dos horitas me pasé en cola, en las que me entretuve sacando alguna vez la luna, con la cámara compacta de fotos que había echado, ya que de réflex, ni hablar; no tenía ganas de que me la quitasen a la entrada. A una señora, que llevaba una entre compacta y réflex, le quitaron la batería para que no pudiera hacer fotos. Cosa que más adelante ya veréis que es una tontería, porque todo el mundo lleva cámara aunque sea en el móvil.

Cuando empecé a ver luces en el escenario, me entró el nervio, porque ya estábamos a las diez de la noche y aún andaba en cola.

A las diez y media conseguíamos entrar en el estadio, ahora venía lo mejor ¿dónde estaba la zona Golden? porque allí había más gente que en la guerra. Alguien nos indicó que pegado al escenario había otro acceso. De nuevo en cola, pero se agradeció al llegar a la zona reservada, porque se podía respirar, no estábamos apiñados. El estadio presentaba un lleno absoluto.

De fondo tenían puesto a los Beatles, que me he enterado que les encanta a los Maná. Fue empezar aquello, a las once de la noche, y todo el mundo cámara en ristre.

Fher me sorprendió por la forma en que comunica con el público. No dejaba de echarnos flores a los andaluces, con los típicos términos mejicanos. Nos ganó en un instante.

El escenario que llevaban era una pasada. Tenían grandes pantallas en las que aparecían imágenes simultáneas de lo que ocurría.

Una pena no disponer allí de mi réflex pro, porque esta foto la hubiese clavado, con esos tonos tan guapos.

Una cosa interesante que están haciendo en la gira, es que seleccionan a un músico de la ciudad donde tocan para subir con ellos al escenario y acompañarlos en una canción. Subió un tal Carmona, si no mal recuerdo el apellido, e hizo un par de solos muy dignos. Promete el tío un taco. Es el que acompaña aquí a Sergio.

En un momento determinado solo queda en el escenario el batería, Alex, que nos hipnotizó con un impresionante solo. Verlo en escena es un espectáculo de expresión.

Mientras Álex estaba a lo suyo, los otros aprovecharon y se ubicaron en una plataforma en mitad del estadio. Nos dejaron a todos alucinados. Allí tocaron algunas canciones, incluyendo "el rey" y "se me olvidaba", que las cantamos todos.

Después volvieron al escenario, que era toda una explosión de luces.

Al final estábamos ya todos locos, cantando, bailando.

Terminó con "el muelle de San Blas", Fher ató la bandera española con la mejicana, en un símbolo de hermandad y ahí terminó la cosa. Papelitos de colores al aire.

Dos horas después del inicio, salíamos del estadio con un magnífico sabor de boca. Otra cosa fue incorporarse a la carretera con el coche, pero sarna con gusto no pica, o eso dicen.

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