miércoles, 13 de junio de 2012

Charco y canalón

Lo dejamos recién llegado al rincón encantado de río Verde. Acababa de meterme en la charca, feliz como un niño pequeño con sus primeros descubrimientos.


El agua contempla los tonos del entorno.


Hay un cosquilleo por las piernas, pronto descubriré de qué se trata. Hay vida en estas aguas.


Avanzamos un poco y vamos adivinando al fondo, un estrangulamiento del río.


Un poco más y ya se va viendo una cascada. El agua está buenísima, o al menos eso nos parece después del esfuerzo con la bici.


A medida que nos acercamos se va descubriendo un inimaginable lugar tan cercano y tan lejos, depende del calibre con el que se mida.


Ya lo tengo casi encima.


Y si me muevo hacia la izquierda, adivino los colores producto de la mezcla de los rayos de sol con el agua que fluye de arriba.


Nada más placentero que el sonido del agua tras la espalda, con el masaje de la corriente.


Vuelta atrás, que es hora de ir saliendo.


Río abajo todo continúa fluyendo.


Más de las siete de la tarde, hay que ir saliendo de allí para volver antes de la noche a casa. Por el camino hubo tiempo de secarse y hasta de empezar a sudar otra vez.


Jornada que habrá que repetir en otra ocasión con más amigos.

Una lluvia púrpura caerá sobre mi cabeza. Siento por los demás repetirla ... http://www.youtube.com/watch?v=ocaj9Jtc73A&feature=related

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